Hay canas en mi pelo,
nostalgia en mi mirada.
Como un collar de cuentas
mis años se desgranan.
Ha llegado el otoño:
Las ramas se desgajan.
La flor de primavera
se ha agostado en el alma.
Llegas como un perfume:
Aromas del mañana.
Serán tal vez instantes
de una alegria esperada.
Terminará muy pronto:
La muerte me reclama
y si tu me has querido,
añorarás mis ansias.
Por eso pido un hijo
cuajado en tus entrañas,
con el ardor inmenso
que has dado a mi inconstancia.
Y cuando yo sea historia,
de mi no quede nada,
tú verás en sus ojos
la luz de mi mirada.
Recordarás, oyéndolo
mi voz, rasposa y lánguida.
Sentirás en sus dedos
mis caricias pasadas.
Y al acabar el dia
soñarás,en la estancia
donde el duerme, la noche
que te deseé con ansia,
que nunca compartimos
juntos,como dos almas
que han retozado siempre
en tiempos sin distancia.
Le besarás la frente
y sus ojos dormidos
y él sonreirá y entonces,
sabrás del amor mío.
Amor que no habrá muerto,
que seguirá en mi hijo,
aun cuando él nunca sepa,
que completó mi sino.
- Autor: Luis E. Calderon Romero ( Offline)
- Publicado: 23 de mayo de 2021 a las 16:04
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: Hugo Emilio Ocanto
Comentarios1
Mi último deseo... el tuyo, poeta, es maravilloso.
Mi más sentida admiración y aplauso, Luis.
Fuerte abrazo.
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