Despedida

Rosalia sol

 

Llegaste a mí.

Tu silencio atronador,

rompió nuestros espíritus.

Sin promesas, ni pactos

que nos comprometieran.

Besé tus manos,

tu frente,

tu boca.

Hielo profundo eran tus labios,

Sonrisa de hiel ante tu farsa

Mi piel trémula suplicaba un momento más.

Tu abrazo cerró mis párpados.

Contuvieron mis lágrimas

pero en torrente desbocado brotaban sin parar

Resignada mis manos abrí.

No quise verte marchar

ni escuchar tu última palabra

tu figura se perdió

en la bruma de mis olvidos

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