DE bellísimas damas te hablé
y ahora
ya no puedo –ni debo- hablarte de nada
que no sea fidelidad al impulso de crecimiento,
o del ademán que proviene del más allá, lejos,
tan lejos como una madre con hijos interfectos.
Mi colador de afecto cedió su registro a los hados.
En este momento ya no quedan regalos
de agraciadas damas, ahora tan sólo estoy
en ti, y tú sólo en mí, como dos pájaros
en medio de la borrasca de Perseo.
De bellísimas damas te hablé
y ahora
exclusivamente hablo de lo que no sé,
lo que no veo…, lo que siento.
- Autor: Alexander Vórtice (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de agosto de 2010 a las 15:07
- Categoría: Amor
- Lecturas: 120
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