Y Alcina, sólo Alcina, ¡ay, Alcina!, sólo fue como el porvenir incierto, el que la llevó hacia él, hacia Vittorio, cuando en el comienzo de todo se llevó a cabo para emprender un nuevo destino, pero, ¿sin Vittorio?. Cuando el comienzo de su nueva vida se debió a que no quería exponer en peligro su vida con ese amor como un gran y diestro francotirador llamado Vittorio. Si cuando en el aire socavó muy dentro en la hoja paciente y sin poder volar lejos le acechó el otoño. Cuando yá pasó tanto tiempo, y por escapar del amor, ella, Alcina, se aferró a la vida y no al peligro, mientras que Alcina veía en un escaparate de una tienda del viejo hotel “La Via dell’amore”, una muñeca muy hermosa que incluso se parecía a ella. Y quiso ser modelo y entró a incursionar en el campo del modelaje e hizo pruebas y “castings” de modelaje y sí, por ser tan esbelta y con ese porte ávido e envidiable que poseía Alcina, la aceptan para modelar y se convierte en una representante del modelaje internacional y nacional en su país con mucho desenlace y soltura en el modelaje. Sí, pasaron como tres años, en los cuales, laboró muy bien en el modelaje y quiso lo que más quiso en la vida, modelar y ser como toda modelo del universo y se convierte de alto renombre en el modelaje. Mientras que ella, Alcina, se hacía modelo de alto renombre, él, Vittorio, el italiano francotirador se dedicaba en proteger al presidente del estado, y lo salvó en caer en el mal y lo protegió hasta con su vida lo que más quería hacer con Alcina, la mujer que se fue y que no dejó ni huellas ni nada para poder comunicarse con ella, sino un buen recuerdo, el cual, Vittorio cada vez que la recuerda quisiera ir a “La Via dell’amore” a buscar a Alcina, pero, no se siente más nada que un profundo amor en el hondo corazón de Vittorio. Y Alcina sin saber nada, sin sospechar nada y sin saber que el amor le rondaba el corazón. Alcina vá en busca de un reconocimiento en modelaje, el cual, yá lo tenía, pero, quería más y más, y por ser una mujer escultural, esbelta y con un porte envidiable y una elegante elegancia, y que le hacía más hermosa, desde que el tiempo en el ocaso frío se dió como el instinto frío en que el deseo fue como una eterna fiebre en que el deseo se fue como el mismo frío instinto. Y ella, Alcina, no quería más nada que hallar el amor y su amor y su único amor, el cual, era Vittorio, cuando en el ocaso frío se sintió como el suave y el mayor desenlace y sí, que lo necesita y lo extraña, pero, era mayor proteger a su vida que desproteger. Cuando en el desenlace se vió aferrado en el mal encuentro de querer amar a Vittorio con la sangre en plétora ardiente, y en las venas ardientes de calor como una italiana sabe hacer del amor un nido de amor. Y Alcina viajó mucho por muchos países continuos a Italia, y hasta a la República de Chipre y aprendió hasta el idioma Turco y Griego. Y se divirtió tanto o mucho en ser modelo de la cadena de modelajes para el “Make Up” y de pasarelas y se sentía como toda una diosa, pero, algo le faltó y era ese amor que le dejó como una piedra en el camino sin poder pasar hacia el próximo evento en su vida. Y Vittorio, un francotirador clandestino y de la calle se vió alterado entre la vida y la muerte, entre dos cosas o más, cuando en el trance de lo perfecto fue a lo más imperfecto. Si uno malhechor le salió listo y le disparó al francotirador más diestro de los tiempos, y en su corta, pero, extensa vida, se dió lo atormentado y lo más frío de una cruel verdad cuando sólo sintió un sólo mal desenfreno en su vida. Y él, Vittorio, cayó en una crueldad de su propio mal ánimo, cuando sucumbió la espera y tan inesperada de creer en recuperarse del todo. Y ella, Alcina, sin poder escapar del amor cayó en una abismo cruel y oscuro de su propio pensamiento cuando pensó en aquella vez cuando la amó Vittorio en aquella habitación del hotel viejo “La Via dell’amore”, cuando ardía el amor y la pasión desnuda, pero, aún así corrió y corrió tanto que sólo pudo escapar del amor a sabiendas que el amor era puro e inocente y que él, Vittorio sólo quería el bien para ella, si por eso la dejó escapar lejos. Si en el instinto caprichoso de cualquier cosa se dió la más dulces de las verdades que Alcina corrió apresuradamente hacia las afueras del viejo hotel italiano “La Via dell’amore”, y quedó horrorizada de espantos y atónita de creer que con quien había hecho el amor era un sólo francotirador, pero, Vittorio era de los pocos buenos que quedan. Cuando en el instinto se auguró lo que enseguida se vió atormentando lo que más quiso por el adiós de Alcina a Vittorio. Si valía lo que cada vez era por mucho lo que valía su presencia como francotirador si sus ingresos van más allá de toda razón en ganancias extremas. Y él, Vittorio augura lo que en su presencia iba más allá de toda verdad, cuando su esencia dibuja lo que en capricho se sentía lo que era en ser un francotirador. Cuando en su fantasía se dió la más verdad de que Alcina había escapado del amor y de la pasión de Vittorio. Cuando en el trance de lo vivido en el desierto mágico de la verdad y de la realidad en que se dedicó en hacer lo que hizo y que Alcina pudo escapar del amor.
Y Alcina como modelo de pasarelas y de “Make Up”, sólo vió una lluvia en los ojos de Alcina, cuando en el tiempo sólo caducó en el pasaje de vivir lo que más sintió Alcina cuando sólo pensó en Vittorio, cuando en la suerte de ser modelo le dió ímpetu y se dió lo más pernicioso de todo. Cuando ella, sólo quedó como órbita lunar desatando de una noche fría el sentimiento frío dentro de un todo porque quedó como el mismo antónimo del amor: el dolor. Y él, Vittorio cansado de esperar lo inesperado se recupera de su dolor de bala en el costado, pues, ése único malhechor le ganó la batalla cuando le disparó a Vittorio. Si en el trance de todo y de la nada, perdió su combatir y su reconocido nombre como francotirador. Cuando por combatir una ira se dedicó en ser como la misma fuerza en creer que el desierto mágico de su numen imaginario se debía a que el trance de lo vivido corrió como corre el tiempo en horas perdidas dejando inerte el corazón y la razón cuando sólo ella, Alcina, quiso escapar de las garras del amor. Cuando sólo Alcina se sintió apaciguada en la noche fría y tan condescendiente como el saber de la pasión que sólo quería sorprender en aquella noche fría y tan desolada como el mismo amor en que pintó el mal desconcierto. Cuando ella, debió en creer en el silencio autónomo de pensar en Vittorio, sólo aquella noche cuando quiso desnudar el corazón en el silencio y en la noche perdida por un sólo silencio. Cuando corrió y corrió por escapar del amor, pero, se le olvidó algo, que en el trance de lo vivido, sólo quedó el corazón amando más y aún más, cuando en el rencor debió de alterar el mal sucedido fue correr y poder escapar del amor. Si en el ocaso se dió lo más pernicioso de un aciago tormento cuando pensó y lloró y vió la lluvia en sus propios ojos. Si ella, Alcina, desató más que el funesto momento cuando se dió lo más fuerte de todo, si así lo creía ella. Cuando en el trance de lo imperfecto se vió atormentada y fríamente decidida cuando en el combate de querer amar no se le daba más, no como aquel amor llamado Vittorio en que sólo la dejó escapar del amor por el bien de los dos. Si para aquel tiempo sólo desnudó el corazón en esa noche clandestina de sola soledades cuando amó a Vittorio, en aquel viejo hotel llamado “La Via dell’amore”, en el cual, corrió como toda diosa por escapar del amor. Si cuando en el tiempo se dedicó en ser fuerte como el mismo rencor y se dió la vida por atormentada y por más que los mismos celos dentro de un todo marcando el puro amor en el mismo corazón. Y ella, Alcina, con la más débil de las fuerzas, pero, dando fortalezas gratas a sus piernas al correr y tan veloz por poder escapar del amor, sólo lo recordaba ella así, Alcina, cuando en el desenlace final de un todo, se dió la misma fuerza de creer en el alma muerta de espantos y de nocturno frío, cuando se dió el más de los débiles instantes cuando ella Alcina sólo pensaba en Vittorio, como alguien con una pureza intacta, pero, con un pasado frío y oculto. Si cuando Alcina, se vió aterrada a la vida inerte y funesta, pero, tan real como el mismo imperio de sus propios ojos llorando, y ella se marchó lejos a laborar como modelaje modelando ropa en las pasarelas más atrevidas y elegantes de Europa. Y ella, se ofreció y decidió a embarcar hacia nuevos valimientos cuando su vida quedó en el tiempo inocuo, pero, sin amor. Y Alcina ¿lo sabía?, que el amor era puro e inocente, cuando ella se convierte de la noche a la mañana, en ser una super modelo y muy elegante y con un porte envidiable, y una belleza inigualable, y dentro de un todo, como lo era ella misma. Cuando en el embrague de una nada quedó maldiciendo lo que era un amor que apenas conoció y que no sabía lograr averiguar su pasado, para saber si fue un yerro o no, y para cuándo poder errar. Cuando en el instinto se debió de alterar cuando fue devastada por un sólo amor, en el cual, se electrizó su forma de ver el cielo como figura central en querer volver a amar. Y Alcina quedó sin amor, pues, sintió que su verdadero amor era Vittorio y no otro. Cuando, de repente, se vió alterada su forma de trabajar como modelo y como empresaria, si había un mal tiempo en que ella quedó como presa de un psicópata que la perseguía y la cadena de modelaje de pasarelas, para la cual, ella Alcina laboraba le impone un guardaespaldas. Y Alcina reacia y sin alardes de nada, porque tenía sólo una vida envidiable se sintió atrapada y atada como una araña en su propia telaraña. Y reusó en tener un guardaespaldas cuando sólo quiso en ser como un sólo tiempo sin horas perdidas ni tiempo inalterado cuando se formó la única reyerta entre ella Alcina y la cadena de modelajes en pasarela, en que sólo ella cumpliría su trabajo como única labor sintiendo que su pasado volvería a ella. Y a su amor lo sintió al compás de su propio corazón al latir fuertemente por un futuro que estaba próximo a comenzar sin sospechar de nada de ese amor de su cruel, pero, bonito pasado. Y si estaba tan herida y vilmente herida por ese amor y que no logró hallar ningún otro amor, pues, el amor aunque no lo crean se encuentra una sola vez en la vida, se decía ella, Alcina. Si cuando en el imperio de un sólo soslayo se identificó la forma de creer en el mismo universo dado en su propio corazón, cuando en el mismo coraje de haber sentido la misma fuerza por haber amado a Vittorio, pero, no, no desnudó a su alma en una sola luz, en el imperio de un solo soslayo cuando en el tiempo, sólo en el tiempo, se sintió y se presintió como lo más áspero de un todo, sí, llorando. Cuando en el ocaso se perfiló lo que más quedó en su pobre alma, cuando se marchó lejos dejando el amor en el aire por escapar del amor. Si se fue de allí, del viejo hotel italiano “La Via dell’amore”, cuando en el trance de lo vivido se electrizó la forma de creer en el comienzo de atraer la más débil de las fortalezas cuando se sintió el más de los funestos momentos cuando se sintió sola por ésta vez. Y amó en derredor a su único amor a Vittorio, porque cuando lo vió entrar por la puerta sólo ella lo sabía que se reencontraría con su amor el del pasado. Y Vittorio, fue su guardaespaldas sino cruzó la puerta del olvido olvidando a Alcina, desde su corta, pero, extensa vida. Y ella lo recordó todo, desde el viejo hotel de “La Via dell’amore”, cuando se entregó en cuerpo y alma al más diestro francotirador Vittorio. Y fue más que su guardaespaldas y más su solo francotirador y más su eterno amor, cuando ella Alcina, no pudo más que escapar del amor…
FIN
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de mayo de 2021 a las 00:03
- Comentario del autor sobre el poema: Vittorio trata de enamorar a Alcina una italiana tímida que no ha hallado el amor todavía en su vida, pero, ella escapa del amor cuando no le conviene…. porque él era francotirador y ella lo amaba, pero, no quería poner su vida en peligro....Mi 19na novela corta del año 2021…Mi #57 de novelas cortas hasta el año 2021…
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 8
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