Susurro y Desdicha

Luis M. Castillo

Es el rostro que no quería recordar ,

El párpado que nunca quise nervioso sostener,

La frialdad de mi calor al que muchas veces sacudí,

La hilera de mis temores jadeando con ardientes gritos.

 

Demasiados anchos los estrechos susurros de la mente ,

Es aquí donde el peso es voluptuoso y desnudo,

Tan gris la mueca que se oculta en sonrisas frágiles,

Al rudo aroma entre nicotina y olvidó ni a la inclinada vida pertenece .

 

Duermes en la desdicha de los salvajes gemidos ?

Bajo la piel dónde tiembla tan dulce espina insomnio alabado,

Tierna batalla a los amantes mientras huyen todas las ropas ,

Ácidas lluvias goteando desbordando nuestros ríos.

 

Rompe mis huesos sin pesares del mañana ,

Aquí debe de ser ahora la manera de morir entre la manos desgraciadas,

¡ Malditos segundos de la ebria arena !

¡ Ingenua voluntad acabando mi esperanza !

 

Indiscreta la mejilla tan cercana a los latidos ,

El pecho rosa los labios a la tibia fragancia soñada,

Acunado por los brazos que asfixian mi fiebre con irá maternal,

Plantado sin tregua al suelo os del ruego enmudecido.

 

Y en deshonras titubeante la Mano calcinada,

Temeraria inquietud murmurando cada vez más enferma ,

Ciertamente las fieras gozaron mi carne moribunda,

Ciertamente tan cobarde me sepultó inmediato bajo la desdicha condenada.

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