Prefacio

En la antesala, los recuerdos esperan pegados al filo de un final

en umbrales las puertas a medio cerrar

no hay prisa si el paso ha de retroceder

espera paciente que el hilo rojo arda en calor.

 

Una sombra larga y pesada pasea los caminos en noche crepuscular

los nidos de aves se caen de golpe al medio sentir

dama vestida de blanco y negro con lagrima dispuesta para un funeral

se tensan las cuerdas, mientras camino en un punto ciego del amanecer.

 

En medio de tu noche densa y oscura

breves relámpagos se hacen clamar, señal,

de que aún hay luces abismales dispuestas a escapar.

 

No esperes que el día arrebate un suspiro

ni que el mañana profetice un final

dale la mano al viejo viajero, que con carta en mano viene a anunciar

que la tierra se ha abierto y el fuego ha estallado, que el cielo se cubre de aurora boreal.

 

Cuando el tiempo se muera y deje de latir, has un festín,

las hogueras enciendes, la llama se prende,

toma en la mano su corazón, guárdalo en tumba con devoción.

 

En la antesala, las copas vacías brindan por ti,

el invierno despliega sus caricias de anís,

los zapatos no encuentran principio o final,

existe en la tierra un misterio más.

 

La cercanía aumenta la distancia que nos ha de juntar,

los peces en peceras revolotean sin parar,

los desiertos sedientos de algún manantial,

una reina y un castillo, un caballero y una espada

se desmorona el mito en la hoja de la verdad.

 

Viajantes que vuelven de tierras lejanas,

salieron un día en busca de amor,

regresan vencidos por guerra perdida,

buscando en exteriores lo que nacía en su interior.

 

¡Cantad venturosos los himnos al sol!

¡Veréis como quema la duda y la razón!

 

Amantes sin pausa como ríos desbordados,

despiden sus sombras en medio de amor,

aguas profundas, llenas de miedos,

esperan devorarlos al pasar del corredor.

 

En la antesala, la puerta se ha abierto dejando añoranzas,

al final del pasillo un oscuro silencio,

pasas la lengua saboreando la boca,

el recuerdo se esfuma en un chapuzón.

 

La fantasía sueña con ser soñada,

las gentes se marchan al morir el alba,

gritos que vienen del borde de la cama,

las flores perdieron todo esplendor.

 

Retratos de promesas olvidadas,

pinturas de esperanzas desteñidas,

versos de cuentos no contados,

música de dolores no gritados

 

En la antesala, no hay todo ni nada,

ni futuro construido sin pasado,

ni regreso sin partida, ni eclipse sin luna,

no hay un siempre sin existir un nunca,

no hay un mañana sin llegar a un ayer.