"No esperes que yo vaya"
me dijo triste
"No soy como te imaginas"
—Pero ven —le repliqué—
¡No puede ser para tanto!
Y cuando por fin llegó
grande fue mi asombro:
No tenía labios,
Ni siquiera tenía boca,
¡Pero qué hermoso me hablaba!
Y sin embargo,
ella se sorprendió aún más,
al darse cuenta de que yo
no tenía ojos
y aun así la miraba.
- Autor: Jesus de los Angeles Valdivieso Alarcon ( Offline)
- Publicado: 11 de junio de 2021 a las 02:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: Analogía ajena, Augusto Fleid, Isabel minar
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