I
No haga ruido compañero.
Es de noche.
No hay nada que decir en éste encuentro,
¡Ay espíritu, que mal te veo!
He aquí, un pedazo de mis linderos.
Al norte, con los espejos
Al sur la cruz y los senderos
Al este que los detiene
Al oeste que nadie quiere.
II
Enciénda el velón si puede,
hágale, una oración al camino.
En contraste, porque no quiso,
abrirle paso al sentido.
Agua para los cielos
Luz para los ciegos
Sol para el comienzo
y sombra para el entierro.
III
Haga el hoyo a cuatro metros,
que profundo es el epicentro.
A la izquierda cuatro cirios
A la derecha los espinos
Arriba porque peligra
y abajo porque te mira.
IV
El viento que va de prisa
El dia que se avecina
Y los truenos que se desvían
Adónde nadie pregunta
Porqué se esconde en la tina
La muerte que te procura.
mbf@vicsof 16621:818am.
- Autor: Mariela Briceño Fuentes (mbf@vicsof) (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de junio de 2021 a las 09:48
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: Augusto Fleid, Kapirutxo
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