Eliseo

¿Cómo sé que me mencionas 
si mi nombre no aparece?
Junto a todas las personas
cercadas por la misma muerte.

¿Cómo sé que no me engañas
cuando le hablas de frente
a esa que en sus entrañas
nos acogerá por siempre?

¿Con qué consentimiento del polvo
llegaste al fin a desnudarlo,
tomándole una eterna foto
con el polvo de sus manos?

¿Es verdad que estamos solos
en el fondo de los tiempos,
y solo nos queda mirar los ojos
que nos ven desde el espejo?

Le abriste a la muerte tu casa, tu pecho
sin interponer barricadas
ni guardarla en el silencio.

Y a su reverso, la nostalgia por los
caminos cumplidos y cerrados de la vida,
la calmaste soñando, siendo tu dios.

Eliseo, nunca seré el mismo
después de caminar por tus calzadas,
después de soñar tu libro.