Llueve a mares. Las olas
se estrellan contra el cristal
opaco que amarillea en la junta
marrón de la escuadra
del marco de madera.
La sal suena en cada impacto
y arrastra con ella el polvo gris
adherido a cada dibujo geométrico
que va formando el vidrio. Chorrea
creando figuras grotescas,
circenses, que al abrir la boca,
enseñan sonrisas desdentadas
y lenguas marcadas por incisivos
hirientes. Se ríen a carcajadas
con cada ola de lluvia que se inmola
en los cristales. Señalan,
se mofan moviendo sus marcas
de esperpento acuoso reflejada
en la superficie trémula de cada gota.
La ventana se abre forzada
por el viento, que arremete
contra cada ser que grita
al ser arrastrado
hacia los canales de la calle.
No queda ni sombra de ellos.
Tan sólo permanecen
las ramas indomables de los arboles
que parpadean, incrédulas,
ante el azote impío del viento
que arrecia con la lluvia.
- Autor: Fátima Aranda ( Offline)
- Publicado: 18 de junio de 2021 a las 01:59
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 42
- Usuarios favoritos de este poema: Almohade, Augusto Fleid, César C. Barrau, Jordi Tell
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