Mandé, mi mansa voz,
A encumbrar, los altos cielos.
Con peticiones de angustia,
Un triste final, ya me parecía.
Mi voz estaba herida, sangraba, desfallecía.
Un afligido gemido, clamé a mi Padre.
No son pataletas, de niño arrogante.
Son gritos, pidiendo auxilio, agonizante.
El me escuchará… pido su bondad.
El Señor me escuchó, Él tiene misericordia.
Cuando lo busqué, en el día de mi angustia.
Alcé a él mi voz, Y el cielo Él me abrió,
Y escucho mi voz…
- Autor: Sierdi (Seudónimo) ( Online)
- Publicado: 24 de junio de 2021 a las 09:35
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 47
- Usuarios favoritos de este poema: Almohade, Ann🌼, Classman, Yolanda Barry, Lualpri, Martha patricia B, Augusto Fleid, Willie Moreno, bonifacio, David Arthur
Comentarios3
Bellísimo.
Y muy cierto Dios escucha nuestros ruegos y nos ayuda sin lugar a dudas.
Recientemente escucho mi clamor de angustia con mi hijo que andaba muy mal y recibimos una gran ayuda para él.
Alabado sea nuestro Señor.
Siempre escucha y siempre atiende
A los hombre de fe los escucha a todos.Eres un ser bendecido estimado Sierdi,te quitó las angustias en el momento preciso que le pediste ayuda.
Un abrazo fraterno
Boni
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