**~Novela Corta - La Rosa que Ama - Parte II~**

ZMRS

Cuando ella Rosa Violeta, amó a un hombre verdaderamente, amó y quiso a un sólo hombre, el cual, era su único padre, pues, ella no conocía hombre alguno, el único contacto era su padre y sí, que lo amaba, pues, ella no conocía el amor de un hombre como tan natural. Si Rosa Violeta caía en el enredo y en la atadura en locura por amar y en ser amada. Cuando en el trayecto de la verdad se hizo como la realidad cuando en el ocaso se vió aterrada en la cuerda floja de la vida y de la verdad. Cuando en el juego del amor se vió aferrada a una sola conmiseración, y a una sola equidad, cuando en el lugar de creer en el amor y en la superficie de creer en el amor no quiso más entregar la respuesta a la terrible solución del problema que padecía Rosa Violeta. Cuando en el trance de la verdad se hizo como la misma certeza de creer en el amor a ciegas, y con el imperio soslayado, entre dos cosas o más, cuando en el instinto se da como el mismo pecado de amar y en ser amada. Cuando su razón quedó en gran locura, cuando no halla el amor más Rosa Violeta. Cuando en el rencor de la vida misma, se debe a que el reloj de la vida, se cuece en una mala atracción, cuando el amor no le llega a Rosa Violeta. Cuando en el aire de la soledad se vió alterada la vida de Rosa Violeta cuando en la desolación creyó en el mal combate de hacer una vida clara y contundente. Si en el percance de la idea efímera, con la verdad de que Rosa Violeta, fragua un sólo destino, se siente como hoja el viento, volando lejos desde allá por los aires, desatando una euforia y una locura en su cabeza porque en el alma sólo había una oscura soledad en que se debate una sonrisa triste, en la cual, se pernoctó en la sola soledad. Cuando en la alborada se entristeció tanto y por tanto, en que el deseo llegó a amar y en ser amada, pero, no, nunca llega el indicado y la persona adecuada para ella, para la rosa que ama, a pesar de la verdad impoluta y de la real cadencia. Cuando en el alma, sólo un alma dentro del coraje en el mismo interior donde yace lo imperfecto se debate entre la más cadencia de la verdad. Cuando el alma se entristeció de calma y de un infortunio devastado, en la hoguera efímera de la razón en locura. Cuando en el trance de la vida misma, se dió lo más condescendiente de la pureza y de la verdad, cuando y quiso amar Rosa Violeta, cuando en el amor no le llegó jamás. Si en su camino o en la vida, sólo dibujó en el cielo a un sólo reflejo de su propio corazón, cuando en el embate de creer en el suburbio de lo acontecido, cuando en el deseo se dió como una furia elevada, y en el alma una tendencia fría de querer soslayar en el infortunio de la verdad, de que no tenía amor verdadero y tan real como el de querer amarrar el corazón en un sólo amor. Cuando en su decadencia y avanzada edad, pasaba la vida y más la edad, y con ella la vejez o senectud y ella, Rosa Violeta sin pasión vehemente ni amor en el corazón ni mucho menos en su vida. Si en lo imperfecto del momento se debió de creer en el hechizo de esperar por la maldita o bendita espera o por el tiempo en el ocaso y más en la bendita o maldita muerte en que el tiempo se entregó. Cuando en el momento y tan real como estar sin el amor de un hombre y sin la caricia llena de pasión de un sólo amor, si Rosa Violeta sólo se llenó de incomprensión. Y ella, Rosa Violeta, sólo se electrizó su forma y tan vil de creer en el amor, aunque fuera y tan irreal, sólo imaginando el tiempo y el amor en cada roce del viento y del aquel ocaso cuando en la vida se llenó de exacta esencia de querer amar y en ser amada y por un hombre. Y ella, Rosa Violeta, sólo en el trance y tan imperfecto, sólo calmó una triste osadía cuando creyó en un hombre, el cual, ella, creía que su amor era todo y no en cambio una mala desilución. Cuando en el amor dentro del invierno frío se intensificó más el desastre de creer en el desamor que en el amor puro e inocente. Cuando en el alma se vió aterrada de iras insolventes y no tan claras como la misma agua cristalina. Cuando en el desenlace se vió aferrada la vida en un desastre perenne, se da como en el invierno efímero de creer en el amor sin pausa ni causa, cuando en el ocaso se dió como el mismo imperio si se intensifica la manera más inconsecuente, de ver el cielo en creer en el amor sin condonación por la traición que Rosa Violeta no perdonaría. Cuando en lo más pendiente de todo se dió como el mismo mal final fatal de un todo, cuando en lo imperfecto de creer en la sola soledad y en la triste desolación de Rosa Violeta. Cuando por intensificar la esencia de creer en el amor sólo ella Rosa Violeta no calmó en una sola solución su maldito problema en la vida y con el amor de un hombre. Cuando en el tiempo y en el crepúsculo salió el sol, nació toda la verdad en creer en el solo amor de un hombre. Cuando en el suburbio de la creencia en la autonomía en saber que el destino se siente como pasaje de la vida, cuando en el trance de lo inusual Rosa Violeta se sintió desolada, abatida, y con tanta herida en la vida. Y Rosa Violeta sola y con demasiada tenacidad se cree un alma en soledad y en desolación cuando en la vida debió de creer en el sueño o en la pesadilla, creyendo en la insatisfacción de creer en el amor, cuando en el ocaso se detiene como el mismo silencio. Cuando en la alborada no se detiene el sol, cuando en el ocaso frío y en el alma una verdad. Cuando en la verdad, se siente en contra de la solución efímera de creer en el instante lleno de carencia de un amor y sin un hombre para amar y ser amada. Cuando en el ocaso frío se siente y tan ambigüo como poder vivir sin amor. Cuando en el alma sólo se siente como mirar la luz condescendiente esa que posees muy dentro. Si en el interior con el dolor perenne de creer en el desierto mágico y de sentir el silencio en su propia alma devastada por el temor a quedar sola y en soledad. Si el camino se aferró al clandestinaje de un frío inerte y tan gélido como el alma muy dentro. Y derritiendo el cielo en la mirada se aferró Rosa Violeta al camino álgido dejando aciago el porvenir y desértico el momento de amar. Si era ella, Rosa Violeta la que un día habló con pasiones buenas y con vehemencia carnal al amor, y ripostó lo que nunca un altercado frío dentro del ocaso muerto vivo, cuando en el delirio autónomo. Cuando en el ocaso se siente como el delirio y tan feo como el frío en la misma piel. 

 

Y Rosa Violeta viajó por el mundo siendo la dueña y única heredera de las empresas de su padre. Cuando en el tiempo, y con ilusión quiso hallar lo que enredó en el tiempo, cuando en el ocaso frío se identificó como órbita lunar en una sola dirección de hallar el amor en un solo hombre. Cuando en el tiempo, y en el desenlace fatal de un infortunio, sólo se edificó como la nueva fortuna de Rosa Violeta.       

 

Continuará………………………………...



  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 25 de junio de 2021 a las 00:03
  • Comentario del autor sobre el poema: Rosa Violeta era una joven que tenía de todo, pero- le falta algo un amor que la quiera por su esencia y no por su dinero...
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 15
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