Diomedes

Alberto Escobar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tú eres una diosa
apostada sobre el flanco
de aquel lienzo de muralla.
Eres una diosa que me mira,
sabes que he de disparar
un dardo de muerte,
sabes y sé que eres la valedora
de la resistencia teucra,
debo darte muerte
si quiero que Ilión
sea historia, no presente.
Eres una diosa sobre un sofá
de lujuria, de tersa seda roja
sobre labios que burbujean
como corazones sin ritmo.
Eres la reina de la noche,
entre algodones de nácar,
entre amigos que acechan
la debilidad de tu carne.
Eres concupiscencia 
y yo martirio, inseguridad
e infierno que se cuece.
Eres sonrisa, alegría, vida,
vitalidad y pulsión, y yo,
¿Yo qué soy?
Soy un yo que se conjuga 
en segunda persona,
o en tercera cuando tu ausencia
es ambrosía de los dioses.
Eres tentación, belleza 
que se desliza pierna arriba,
hacia un monte que te dio
existencia y lumbre. 
Yo inseguridad, posesión
sin pertenencia, obsesión,
temeridad sin toro ni estoque. 
Tú eres, pero ¿Qué eres si eres esto?
Yo me voy, te dejo herida de muerte
en la arena de una guerra
que no es coso ni plaza,
sí es camposanto y hierba
que trasluce la marisma
y su desembocadura.

Eres viento y yo aire comprimido. 

 

 

 

 

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  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 1 de julio de 2021 a las 06:26
  • Comentario del autor sobre el poema: Cuando la mitología se filtra por el vidrio de una copa cualquiera.
  • Categoría: Religioso
  • Lecturas: 32
  • Usuarios favoritos de este poema: .........................., Augusto Fleid
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Comentarios +

Comentarios1

  • Roberto santamaria

    Fusionaste mitología y poesía y con ello lograste un hermoso trabajo poético en un hermoso poema con intensos y bellos versos, llenos de elegante sensualidad que disfruté de su lectura.
    Mi enhorabuena amigo Alberto. Un gran abrazo.

    • Alberto Escobar

      Otro fuerte para ti. Un placer que vengas a compartir tu sabiduría escritural y vital con nosotros. En efecto, he traído la mitología a lo mundano del sexo y el deseo a modo de contraste, de yin y yan de andar por casa, sin el misticismo que de suyo contiene. Gracias por tus parabines cuasi tocayo.



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