UN ÁRBOL
Está enhiesto y detenido a la vera de una fuente.
Ésta iluminado por varios focos al igual que el árbol.
Sus hojas, perennes, visten el tronco hermoso y recto, de linaje, soberano y monárquico.
Son verdes y de una gran tersura.
El tronco es claro, y consta de varias ramas de gran grosor.
No necesita agua: se nutre de ella habiendo o no lluvia por sus raíces profundas como un cuchillo que penetran la tierra durante todo el año.
Por qué no asciende aún más, por qué no aumenta su follaje.
Quizás el tiempo lo ayude a develar ese misterio de la naturaleza.
Está solo pero acompañado por la fuente.
Será que comparten una simbiosis?
De qué se nutre la fuente?
Ahora todo está quieto: no hay viento, hace calor, la humedad es molesta e intensa.
No tiene flores pero el verdor le da mucha vida y gracejo.
Además, la juventud vigoriza el tronco el follaje.
Esta noche quizás lo acompañe la lluvia; estamos cerca del verano y necesita mucha agua.
Me recuerda a las Islas Malvinas donde el agua y los arbustos compartían la vida para siempre.
De forma contínua, perenne, infinita…
El agua, la roca, el viento, la bruma, la lluvia, el silencio, los días oscuros, las noches invisibles, la luna a veces clara, el sol siempre pálido, lejano, débil e incapaz de calentar mínimamente ni el más cálido verano.
Atrapado en el lejano horizonte, visible parcialmente, sempiterno.
Un árbol con gran follaje y hojas que transmiten alegría.
Eduardo Nicolás Romera.
- Autor: rome (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de julio de 2021 a las 15:29
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 71
- Usuarios favoritos de este poema: Augusto Fleid
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