Naturaleza casi muerta

Abismal espacio en el cielo,
Están todas menos una.
En tierra, continúo en ayunas
Esperando el fruto que prefiero.

Esplendorosa la mañana,
Transeúntes encantados,
Mas cuando miro a mi lado
No veo a mi rosa amalfitana.

Me intriga el lomerío
Con lo bello y sus siluetas.
¿Mas dónde están las setas,
Hermanas de aquel río?

Infinitos campos con tejado azul
Me adentran en el horizonte.
Mas no veo yo en el monte
Ni tulipanes ni abedul.

El zorzal que tanto halago
Hoy su canto desvanece
Y la flor que lejos crece
No la salva ya ni un mago.                                                                                        

El sitio de mi recreo,
Colmado de placeres,
Mas ver su luz, no esperes,
Como en tiempos de apogeo. 

Las playas, como platos,
Te curaban la impaciencia.
Hoy, en plena turbulencia
Con ellas ya no hay trato.

Y es que la estrella que falta,
El fruto que prefiero,
Mi rosa amalfitana,
Las setas de aquel río,
Los tulipanes y el abedul,
El canto del zorzal,
La flor que lejos crece,
Mi sitio y su luz
Y las playas sin turbulencias,
Ya han perdido su esencia
Como hogar sin tragaluz.

Apenas se pueden entrever
Pues han deshojado su encanto
Y se han sumido en un llanto
Por la ausencia de Isabel.