**~Novela Corta - Los Océanos más Azules - Parte IV Final~**

Zoraya M. Rodríguez

Y Farid en su afán de ver otra vez su futuro, pero, esta vez, cruzó por un corto circuito nuevo y era un camino nuevo, y sí, que lo era, cuando, de repente, se vió alterado el tiempo y el espacio automatizando la espera en volver ver su futuro. Cuando en la mala situación de querer borrar el altercado frío, y nefasto de un sólo dolor de cabezas se vió aterrado y horrorizado cómo él mata a ése alguien. Destrozando la vida a un ser, que tal vez, no hizo nada, pero, ésta vez indagó más y ripostó que sólo quería ver de nuevo su futuro y sí que lo vió, pues, su forma atrayente de viajar en el tiempo, y más en el corto circuito se alegró mucho de que su forma fuera tan homogénea como poder penetrar en la luz. Cuando se vió matando a esa persona no supo más de él, quedó huérfano de luz, herido, compungido y muy triste. Sólo penetró por ese nuevo circuito y sí, que se vió torturando a ese ser con la fiebre en poder salvar a su empresa “Poison”. Y Farid, se atormentó, se entristeció, y se puso nervioso, y dejó de alimentar a ese cuerpo y todo por miedo a su futuro venidero. Cuando él adelgazó más de lo normal esperando ese triste momento, pero, no, no ha llegado todavía. Cuando, de pronto, llega el día de la mala suerte para él, para Farid. Cuando en una noche sale de su empresa hacia su hogar e irrumpe en llantos pasajeros en que le sale una lágrima de dolor, cuando, de pronto, vé a un hombre atropellado frente a su vehículo y no sabe cómo diantres llegó ahí, no lo vió ni lo visualizó. Él, se baja del automóvil y lo vió allí tirado en el suelo, y tan frío como el mismo hielo. Cuando calló algo, cuando calló lo que calla un asesino a su muerto. Y subió al automóvil, cuando cruzó la avenida y pudo llegar Farid a su hogar. Y no supo más nada de él, del atropellado. Cuando logró llegar a su hogar y vió que tenía en su recuerdo de que había atropellado a alguien. Cuando quiso entregar la razón y poder olvidar todo, pero, no pudo más que recordar. Cuando en el trance de la verdad se vió atormentado, herido, y muy compungido, y muy triste. Y todo porque él, Farid encontró que su futuro no había cambiado en nada sino que pasó lo peor. Cuando en el olvido y en el único camino de ese futuro, quedó el mal desenlace de ver y de sentir el silencio en su camino y más en su hogar, pero, Farid, quedó en el mal final de caer en el sentido adverso, pero, cuando en el intransigente camino sólo quedó un altercado frío y tan desolado como el mismo desastre. Cuando en la furia y en el desenlace de creer en un mañana venidero y creó en la mala falla de saber que el futuro no se cambia ni nadie puede saber ni llegar hasta el corto circuito de luz para saber el futuro, dejando morir el sentido y más la vida en el corto circuito. Cuando en el desolado se vió atormentando la espera y tan inesperada. Cuando en el destino y en el camino figuró como tormenta terrible de creer en el futuro a cuestas de la certeza de creer en el mayor desconsuelo de saber que el futuro había pasado. Cuando en el trayecto efímero de creer en el desconsuelo de que el mayor consuelo es que él Farid sabía en verdad el futuro, pero, quedó como órbita lunar el saber que su futuro era tan cierto como la verdad y tan impoluta. Cuando en la alborada se aferró Farid, en creer en el embate de la vida misma cuando en el mayor de los deseos quedó por saber el futuro. Cuando en los celos de la verdad quedó mayormente en el trance de la pureza y de la verdad en cada destino y en ese futuro mal atrayente cuando pasó lo peor. Porque cuando en el mayor desenlace de creer el final se edificó el mal futuro de Farid. 

Y Farid creyó en disolver su empresa “Poison”, cuando en el mayor desenlace de su corta existencia se vió aferrado al embate comercial de sus servicios como pitonisa de un futuro incierto. Cuando en el trance de la verdad se vió aterrado a la verdad, de que en el embate de la verdad se vió ingrato el dolor, y más la furia de ver y de creer en el olvido a su muerto atropellado. Y vivió dos lustros toda una vida sin saber nada de ese muerto atropellado en la vía, cuando salió de su empresa hacia a su hogar. E hizo lo mejor que pudo no supo ni se dedicó en saber de ese muerto que él Farid atropelló ni nunca más lo recordó. Si sólo supo que lo soñó como un recuerdo, porque ni en el noticiero ni nada lo vociferó como siempre vociferan las noticias más crueles de la vida. E interrumpió en un sólo destino el que fue y será, Farid, el que soñó todo, cuando se fue de la vida cuando vió un muerto atropellado con su vehículo. Cuando se fue como el tormento o como la misma lluvia en que se dedicó en ser fuerte como la misma ilusión. Cuando se fue de la vida sí, pero, regresó cuando sólo supo que era un sueño. 

Y Farid, se vió frío y desolado y con una muerte inconsecuente cuando se vió acorralado de fríos y de veraniego instante y por un futuro, el cual, él siempre recordará. Cuando en el embate de la verdad se aferró a la valentía de creer en el osado camino de ver el cielo de tempestad siempre con el miedo de creer en el pasado y más en el futuro de cada individuo y por cada mundo. Cuando se sintió aferrado y en gran parte de sentir la fuerza en cada aventura la frialdad de creer en el embate de saber la pureza de la verdad en saber que el destino y el camino se veía aterrado con un futuro incierto, pero, tan verdadero como poder ver y sentir el silencio en el corto circuito de la luz universal la del hombre o del universo. Cuando en el embate de la verdad se vió encrucijado entre el tiempo y poder viajar en el tiempo como con la luz universal de saber que en el tiempo, sólo soslayó una forma de ver y de sentir el silencio en su camino como entre sus manos sabiendo todo el futuro tanto individual como universal. Cuando se intensificó el destino frío y sin más que el saber incierto de saber el futuro y a cuestas de la sola razón. Cuando en el trance de lo imperfecto se vió atormentado como la furia de un mal tapiz en que se escribió el mal momento por saber de la mala osadía en saber que el destino es fuerte como el ave con poder volar lejos hacia un sólo y un cruel destino. Como cuando en el trance de lo real se vió aferrado al futuro como consecuencia o con el buen consuelo de creer en el futuro sin ser cierto. 

Y Farid se vió atormentado en el embate funesto y tan cálido de creer en el convite de saber en el futuro sin ser como tan impoluta la verdad. Y su empresa “Poison” creció de tal forma y por tan ejecución financiera como ganancias autónomas de creer en los servicios en que orienta al individuo para saber de su futuro sin consecuencia alguna. Y “Poison”, era una empresa llena de sabiduría y de raciocinio autónomo de creer en el futuro incierto. Cuando en el aire socavó de mayor a menor futuro por saber, cuando en el aire y en el viento sólo le dejó automatizado el futuro incierto por saber y por decir y descifrar a cada individuo por saber de su futuro y tan incierto como el de pernoctar en el combate de creer en el futuro sólo adivinando el sólo hecho por saber el futuro. Como cuando al acecho en saber que el destino fue y será como el sólo hecho en ser futuro incierto, sólo en el camino dejando un sólo atajo por vivir en el camino y en el futuro nuestro por cada día. Y Farid lo sabía y lo sabe y muy bien, cuando en el mayor desagüe de su propia alma si en el embate de todo, se aferró al dolor y por saber del futuro de cada quién se tornó efímero el camino, angosto y lleno de una sola sal del mar bravío y por una energía silente del corto circuito donde él ganó el futuro de cada quién. Y Farid se volvió inconsecuente y friolero como el mismo desagüe de su propia alma, cuando la luz yá no existe para Farid. Y pasó el tiempo y más que eso los ocasos, los otoños y los inviernos y cada primavera en los años en que pasó el tiempo, y con él el viajar en el tiempo y más que eso fraguar y con un numen deśertico amar sin consuelo. Y Farid se atrevió a desafiar el comienzo y con un final atrayente de desafíos inconclusos, si cuando hasta en el alma, se dió lo más efímero como perenne de un todo y de un largo tiempo, en que sólo el tiempo se veía como el reflejo de un sol en el corto circuito en la luz universal del cielo o como la luz inventada por el hombre. Cuando en los celos de la vida y más del futuro incierto quedó como órbita arrastrando el sólo mal deseo en creer en el desierto. Cuando en los océanos más azules eran sus propios ojos como la fuente y la fuerza en saber de que él, Farid, yá veía el futuro más incierto y sin sospechar de nada en el aire ni en el viento, socavando en el mayor desenlace de creer en el combate por saber del futuro incierto. Cuando en el deterioro y en el desdoro en saber de que el trance perfecto se dió como el mismo instante en que se dió como el mismo combate de creer en el sentido adverso cuando el futuro se intensificó el convite de creer en el futuro de cada quién y de cada mundo, pero, Farid, se entristeció, se molestó y se enfureció tanto por creer en saber que el destino frío y en saber que el destino era y tan frío como el saber y en creer en el combate de ver el cielo mágico en salvaguardar el destino frío como inconsecuente de un desconsuelo. Cuando sólo el hechizo se entristeció tanto y por tanto en que el destino fue y será como el frío invierno en que sólo el tiempo sospecha de que el futuro era y tan incierto como poder saber. Y se dijo Farid, una vez más que el destino y el futuro es siempre de Dios, y supo algo en que el tormento debió de creer en el futuro venidero como los océanos azules de sus propios ojos. Y lo supo que yá el futuro no lo veía a través del corto circuito sino a través de sus propios ojos claros como los océanos más azules de su más querido futuro y más incierto que nada. Si cuando en el tormento azul de una tormenta se vió marcado a través de sus ojos los océanos más azules dentro y desde el primer futuro venidero al acecho, y de atraer el mar azul a sus propios ojos. Cuando en el combate de creer en el alma se creó como la mismísima luz trascendental en saber que el futuro es de Dios y no era de él, de Farid, pero, supo algo de que aquel muerto desde hace más de seis lustros era él mismo en el futuro atropellado y mortificando la espera y tan inesperada de saber que el muerto era él, Farid. Y salió de su empresa “Poison” rápidamente y fue embestido por un automóvil y más que eso fue atropellado. Y supo de algo más de que sí existen los océanos más azules y más, de que sus ojos veían el futuro a través de sus propios ojazos azules. Y navegó por los mismos océanos azules y supo algo de que en sus ojos tenía el futuro. 

FIN                    

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 5 de julio de 2021 a las 00:02
  • Comentario del autor sobre el poema: Farid un árabe y de ojos azules suele navegar en el tiempo buscando un futuro, el cual, no llega jamás, cuando se da de cuenta de que nadie puede saber el futuro, más que Dios…Mi 23ra novela corta del año 2021…Mi #61 de novelas cortas hasta el año 2021…
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 16
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