La cita (1° parte)

El mar tentaba aquella noche, reflejando la elegancia de la luna.
Ella llevaba un vestido blanco con bordados azules, la parte superior ceñía su busto, mientras la falda suelta jugaba con la brisa dejando, por momentos, al descubierto sus delicados muslos. Llevaba encima un saquito liviano de hilo que cubría sus hombros, y su cabello castaño resaltaba en el brillo de las estrellas.
Se quitó las sandalias y estrechó mi mano invitándome a la arena. Acepté la invitación y juntos fuimos a la orilla donde nos sentamos a mirar la perfecta unión del mar y el firmamento.

-¿Y ahora?- rompió el silencio -¿Cuál es el siguiente paso en tus citas?- preguntó y lanzó una carcajada.
No sé, no quiero culpar a la bebida, porque sería excusarme. Pero noté que a quien tenía frente a mi, no era mi amiga; la hermana de mi mejor amigo. Esa noche no.
Esa noche estaba frente a la mismísima Afrodita. Nunca la había visto así. Ella era mi amiga, mi cómplice. Sabía todos mis secretos, con ella era yo. Hablábamos un mismo idioma, ella era confidente de mis conquistas de una noche.
Pero ésta vez no era igual, ésta vez no quería que termine la noche. -¿Dije algo malo? Disculpa, yo...

-¡No!- me apresuré a contestar- Discúlpame tú a mi. Sólo...solo te contemplaba, admiraba tu belleza...

-¡Andrés!¡No hagas esa jugada conmigo!

-No es jugada.-dije, posando mis dedos sobre sus labios, y pude sentir como se estremeció, y sus preciosos ojos se abrieron de par en par, regalándome su brillo cual lucero.- No es jugada. Yo no podría actuar contigo, como con cualquier otra mujer, simplemente porque tú no eres cualquier otra mujer.- Quité mi mano lentamente de sus labios, tan sedosos,ahora deseables; y la coloqué en su mejilla...¡Menuda imágen verla cerrar los ojos y sentir como le robé el primer suspiro!
Siento que esa noche, aún sin tocarme, ella ya me había hecho suyo, con la luna, el mar y la arena de testigos...