Ha llegado el momento de sellar nuestro pacto...
destino mío; se agostó nuestro sendero
como una soga infame que se ciñe inexorable
sobre el retal cansado de mis días
y siento al dios avieso de la muerte
colgando de mi pecho
y su vieja moneda, girando en el aire
para besar las tristes lunas
que aún duermen bajo mis párpados…
Pienso, con ese dolor que otorgan todos los finales,
me rebelo y grito:
¡libertad, libertad…!
¿dónde encontraré tus acepciones?
los pasos no vuelven sobre los viejos pasos,
como este puñado de tierra
que se vuelve distante hacia un nuevo
y sanguinario amanecer…
No muy lejos se escucha el canto
de la inexorable Átropos
cortando las oxidadas cadenas
de mis dolorosos huesos,
abriendo los portales por donde éstos despojos
huirán precipitadamente sin mirar atrás.
Me marcharé sola, desnuda de rosarios y plegarias;
las últimas palabras caerán al suelo como segados pájaros de escarcha,
buscando, como lobas heridas,
aquellos sueños inconclusos que se estrellaron
en el abanico creciente de la tarde,
o en el destello lejano, de algunos labios infames…
Destino, tú que calculaste mis días
en el ábaco infinito de todas mis muertes
¿qué me queda ahora, dime…qué me queda?
Los pasos se van arrodillando inacabados,
sobre las hogazas ya lejanas de mis senos
y pienso, en la larga luz de las tinieblas;
en esta interrogante que pende,
como una carta rúnica entre mis manos;
¿dónde anidará mi eco cuando emigre del áspero carozo?
cuando vuele ingrávida, dolida de recuerdos,
sin dogales de sangre ni finitud de piel.
¿liberaré acaso allí los hatos del miedo y del dolor?
o seguiré velando en silencio este puñado de cal,
este espliego de sal y vino, sobre las frías mejillas de las sombras.
¿Le diré adiós al amor, en un lento degradé?
o me iré en un violento golpe de misterio y de luz cegadora,
quebrando el estanque de mis ojos ya vencidos…
El rugido del mar en su alto vuelo
¿será acaso el aldabón del adiós,
un rebato claro y perverso?
¿quién va a pastorear mis unicornios?
¿quién habitará mis castillos de arena,
y afinará los violines de mis antiguas cigarras?
¿Y la rosa, el pan, los brotes de la sangre?
¿quedarán atragantados de cruces y de dolidas Magdalenas?
¿será que en el altar de algún recuerdo
seguiré soñando el mar?
El sol es una moneda gastada
rodando hasta los brazos de la luna,
huyendo de los días en que traspuso mis huesos.
La gran noche llegará de madrugada
con su dosel ceñido al cuello,
con sus higueras encanecidas
junto a la fuente de mis reflejos,
a cegar las pomas que allí, ya no anidarán
en el zaguán de sus crisálidas.
¡Oh, pobre péndulo de barro!
¿volverás humillado a descoser la boca de las piedras,
para hamacarte en su seno feliz y prodigioso?
jamás habrá otra vez de júbilo feraz, en fuego y carnes,
en médulas de luna arañándonos los pechos,
la lluvia nos negará su pedrería,
y en volutas de la nada, atravesando el gran pecho de la esfera;
volvemos al principio de la cuerda,
a tejer en el polen de los astros
nuevamente nuestro llanto maternal…
¡Ah destino mío!...
contigo va la voz, las álgidas campanas, la sortija y el beso
la promesa de amor ceñida a los inmutables labios.
Y en este naufragio de materia:
encontraré acaso el secreto llanto de mi nueva libertad,
quizás nunca llegue a la Ítaca balaustrada de los sueños,
tal vez siga girando eternamente
cumpliendo la liturgia de los tiempos;
como una viajera de edades infinitas…
bajo el dulce escarceo de la tierra;
o sobre el celeste azul distante de otro cielo
- Autor: Alejandrina (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de julio de 2021 a las 13:01
- Comentario del autor sobre el poema: La eterna interrogante que todos nos hacemos, especialmente cuando nos vamos acercando a la recta final del camino....
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 87
- Usuarios favoritos de este poema: Ben-., Tommy Duque, Lualpri, alicia perez hernandez, Hiver, Fernando?, Alberto Escobar, santos castro checa, Manuel Valles, Syol *
Comentarios6
Genial!!
Gracias Ben, muy amable.
¡Excelente! Gracias por compartir.
Abrazos.
Gracias amigo por pasar a leer a mi rincón.
Aleja de América...Bellísimo poema;
digno sin duda, de ese primer premio nacional.
JEJEJEJE, Un reconocimiento sin duda que nos saca una enorme sonrisa.
Gracias amigo.
Noto tu talento puesto esta vez al servicio de un canto de liberación y soledad deseada —¿O a lo mejor es que me he visto reflejado en alguna de las esquinas de este espejo? Un abrazo Aleja
Hola Alberto, tantas lunas, este es una interrogante que todos nos hacemos especialmente cuando ya vamos doblando la esquina final.
Cariños de Alejandrina.
Grandiosa elegía, un bellísimo canto de dolor plasmado, un lirica soberbiamente adornada con esas metáforas que lo hacen tan elegante y tan nostálgico...que aprisiona, que subyuga...
Bella amiga, saluditos del alma.
Muchas gracias mi estimado amigo.
Lo he leído en voz alta, quise vivir cada inflexión...y es que está ricamente dotado de sentimiento, realismo, y musicalidad...La intensidad del texto me robó totalmente...
Con toda sinceridad : una gran pieza poética...
Felicitaciones poeta !
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