Y la mar bravía testiga fue de pasional tormenta,
soltamos los silos de amor: de todo nos desprendimos,
alcance los limites tuyos, cercado de mar de tu cuerpo en cresta,
y en el malecón del amor esperaríamos un beso al cual asirnos.
De surcarnos los dos en océanos conocidos,
astrolabios servirían con estrellas en su brillo,
y en el cielo nos verían amarnos encendidos
otra vez en las aguas recias de mar y su bramido.
Llovía al tenerte cerca segunda vez intempestiva,
las olas se detenían cuando soltaba mi armaje,
cual proa me entremetía en el vaivén dando vida,
siendo Dios del mar, gobernaba así tu anclaje.
Y sucedió la calma al terminar el atlántico de amarte,
cediéndome tus costas; yo perlas finas había de darte,
divinos seres bendecidos que enamorados reposan después de darse,
para volver al olimpo y buscar nuevos mares para volver amarse.
LIC. ISAIAS GONZALEZ ARROYO
- Autor: jesusverbo777 ( Offline)
- Publicado: 16 de julio de 2021 a las 12:24
- Categoría: Fantástico
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: Paco Jose Gonzalez
Comentarios1
Me ha encantado.
Gracias poeta.
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