La brisa golpeó mi cara mientras permanecía sentada en aquella roca, solo era el viento, los árboles y el riachuelo los acompañantes de esa tarde.
Aleje con un suspiro cualquier pensamiento sobre lo que habría podido hacer mejor.
Me resigne a respirar profundo y a tener eso (que en mis labios sonaba más extraño que nunca) que llaman Fe.
Me obligue a soltar lo que no podía sostener más y en medio de sentirme abatida y herida, me refugie en vicios tan poco comunes que aún no podrían ser considerados como tal.
De pronto permanecer sentada en esa roca por el resto de mi vida parecía tentador, aunque me doliera, cualquier cosa ahora, parecía mejor opción que seguir existiendo como lo estaba haciendo, desahuciada, lamentable e irremediable.
- Autor: moyyano.Mar ( Offline)
- Publicado: 17 de julio de 2021 a las 23:30
- Categoría: Triste
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Paco Jose Gonzalez
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