**~Novela Corta - Cascada de Amor - Parte I~**

ZMRS

Una cascada de amor situada en el mismo corazón de la montaña dejando caer el velo de sus aguas manantiales bajo el cauce y haciendo un bello cuerpo de agua al final de la cascada. Así, se le llama a la cascada de amor. ¿Por qué?, porque el amor se hace tan pronto como contó la historia de que el amor se amó bajo aquella cascada y desde entonces lleva el nombre de cascada de amor. Ramón del Monte es un joven que labora como peón en la hacienda “La Suerte”, en un pequeño pueblito del norte de Drojuro. En Drojuro se contempla la razón de crear un conjuro para poder amar a Rosa María su prometida y comprometida en matrimonio en la cascada de amor. Era un dolor de cabezas para Ramón del Monte, cuando al acecho de todo y en la nada del olvido, se electrizó la espera de esperar por el amor y más bajo aquella cascada de amor en la montaña Drijú. Cuando en el menor desenlace de llegar sin malas consecuencias del amor, sólo quiso y quería amar a Rosa María bajo aquella cascada de amor. Cuando en aquel momento sólo quería entregar cuerpo y alma, vida y corazón, en el interior del corazón de Rosa María. Cuando en el latente corazón sólo quería Ramón del Monte amar bajo aquellas sombras silentes de la montaña Drijú, a Rosa María. Rosa María la hija del hacendado de la hacienda continua de la hacienda “La Suerte”, sólo quería casarse con Ramón del Monte, un peón de la hacienda en limítrofe en zonificación a “La Suerte”. Cuando en el altercado entre la razón y el cerebro de Ramón del Monte por pensar en amar a Rosa María, sólo se le iba la mañana imaginando y pensando sólo en ella  como mujer, con sus aromas, y sus virtudes, y sí, él, Ramón del Monte, sólo quería casarse con Rosa María, pues, era su comprometido en amor y en enlace conyugal en santo matrimonio. Cuando en el albergue de un todo de ese sólo corazón que pide amor, sólo quería entregarse en cuerpo y alma, vida y corazón, hacia ésa mujer que le rompía la cabeza imaginando lo que conlleva en ser un amor total, compasivo, y pasional y dentro de todo en su interior llevaba la magia de ser como el único final sin ser como el ave, si podar volar lejos. Cuando Ramón del Monte sólo quiso enamorar a Rosa María, cuando en su afán de creer en su amor sólo la llevó por el sendero claro y tan real como la misma salvación de ver el cielo de añil, cuando en el ocaso se desviste de temores inciertos como el relevo de la vida misma, pero, en el cielo adverso con una fría tempestad. Si para él, a Ramón del Monte, se dedicó en fuerza y alma, cuerpo y alma, en vida y corazón a amar a Rosa María. Cuando en el suburbio autónomo de la verdad se entregó fríamente a los celos de la verdad, a amar a Rosa María en la cascada de amor, allí donde se veía la montaña Drijú, la hacienda “La Suerte”, y todo el monte verde de la montaña Drijú, cuando, de repente, se vió atemorizado de ver el monte y la montaña, por el llano y viendo la cascada de amor, con sus aguas cristalinas y tan hermosas como el velo fino de un cruce de un manantial, cuando en la cascada de amor, quedó como el siempre jamás buscando un sólo tiempo y un sólo deseo y era de amar bajo aquellas sombras del sol y de frente a la cascada de amor a Rosa María, de acuerdo con los latidos del corazón y sin saber que su corazón sí, la amaba. Y sin poder creer en un desierto autónomo de ver la ciencia o la química que brota de su corazón hacia Rosa María, con el triunfo de ver y de observar el cariño superflúo en saber que el destino frío es el camino hacia el mismo camino, hacia la cascada de amor más latente y más candente de creer en el alma y más en el sentido en la misma piel. Cuando en el trance delictivo y tentativo de creer en el alma buscando un fuerte ocaso se vió aterrado de fríos incongruentes de saber que el alma es fría como cuando no tienes a quién amar. Subrayando el nombre de su amado así, se halla Rosa María en papel y tinta y puño letra. Recordando en el delirio a su eterno amado y amando a su ineficaz tormento cuando calló lo que calla una rosa cuando vá a marchitar dejando su aroma y las espinas de dolor en el alma maldita o bendita de la mala o buena suerte, como en la hacienda “La Suerte”; sino era buena o mala suerte lo que hacía Ramón del Monte, con Rosa María cerca de la montaña Drijú, viendo la cascada de amor entre sus aguas más cristalinas sobrando lo dulce y cálido de su piel, y queriendo amar quedó como Ramón del Monte, cerca de la montaña Drijú. Cuando en el ocaso vivo la tenía allí entre sus brazos corpulento de fuerzas y de rudas fortalezas po amar a Rosa María en la cascada de amor. Allí, por donde se pasea el suave delirar y el tormento frío, pero, tan nefasto delirio de creer en el trance y tan perfecto de ver el sueño pertinaz y tan  suspicaz de ver el cielo como el delirio frío creyendo en el alma devastada de sueños abiertos, pero, sin amar. Porque él, Ramón del Monte, cree que asustar con las palabras o letras del alma se veían en desarmar la razón perdida, y por tanto y por poco, poseer en el alma un consuelo de devastado de peor sentir en su cuerpo y en la piel un sólo frío desamor, cuando siempre Rosa María se desaparece cuando llega la hora de amarse bajo esas sombras perdidas y bajo ese velo de aguas manantiales en la cascada de amor de la montaña. Y así fue el tormento veraniego de luces clandestinas y de fuego pasional entre las venas sangrantes de pasiones buenas. Cuando llegó Rosa María, como una toda diosa, como la rosa no marchita jamás, cuando en el coraje de ser como el torrente de sin sabores, logró llegar al lado de Ramón del Monte sentado frente a la cascada de amor, y lograron hablar por un largo rato, cuando el instante se puso cálido y tenso, pasional y lleno de besos, y tan clandestino como lo suave del tiempo. Cuando se quisieron amar, pero, no, no se pudo más, cuando en la creencia en el alma a puro fuego y con besos de deseos nuevos y en cada beso una caricia en la piel, cuando, de repente, se vió inalterado de fríos y de cálidos subrepticios de placeres inconsecuentes frívolos de un friolero instante y tan persistente como el agua cristalina de esa cascada de amor, en que cae como el más terrible y más el apreciado tormento. Y Rosa María se levantó inesperadamente y estrepitosamente como si algo le sorprendiera, porque tan sólo fue el amor, le dió temor amar bajo aquella cascada de amor, cuando Ramón del Monte le pide amor. Sólo RAmón la quería amar ajo aquellas sombras de luz del sol, sobre las aguas manantiales de la cascada de amor, cuando sólo quiso entregar el dolor y más que eso el amor entre Ramón del Monte y Rosa María, pero, no fue suficiente amar bajo el dolor, amar bajo aquella cascada que perfila el amor como algo tan natural como decía y contaba la historia. Cuando, de repente, se vió aterrado y aferrado a creer en el amor a toda costa, cuando llegó el dolor de saber que quizás Rosa María, no lo amaba, si corrió después de entregar besos y caricias, desnudando en la alborada lo que era un mal recuerdo del día de ayer, cuando Rosa María se marchó lejos dejando inerte y estéril el corazón por querer amar nuevamente. 

 

Y Ramón del Monte después de éste evento tramó un suceso con Rosa María, por volver a tenerla, pero, él, sólo quería amarla bien y bajo aquella cascada, como cuenta y dice la historia. Cuando en el latente frío de esa cascada bajo el manantial frío se dedicó en ser el peón más fuerte, rudo y tosco de la hacienda “La Suerte”, cuando en el delirio delirante de creer en el combate de ser como el universo con estrellas con luces instaladas en el cielo mismo, cuando en el ocaso llegó y con él la noche fría. Cuando en aquel instante se dió lo que más se dió un combate efímero y tan real como el mismo corazón amando lo que nunca a Rosa María. Si en el ocaso frío y con un terrible desastre sólo en el corazón amó fuertemente a esa joven que quería como comprometida y en santo matrimonio. Cuando en el cielo la quiso amar y entregarse en cuerpo y alma, vida y corazón a Rosa María. Y sí que lo hizo, pues, su corazón y sus latidos viajan a mil millas por segundo, esperando por el delirio delirante de creer en el mayor combate entre la camorra y la contienda y la trifulca de pelear siempre por su eterno amor el de Rosa María. Si era allí en la cascada de amor en la que quería amar y entregar el cuerpo y el alma, vida y corazón a Rosa María. Cuando en el alma se estructuró la idea efímera, pero, perenne de creer en la mala o buena suerte como se llama la hacienda de donde era el peón más tosco y más fuerte de allí, “La Suerte”, y se vió automatizando la espera y lo inesperado de creer en su gran suerte, pero, la suerte iba y venía lejos como preparando una vaticinio de creer de que la amaría bajo aquella cascada fría y descendente de agua fría y con espumas hacia el cause. Y lo perpetró y lo tramó Ramón del Monte, cuando quiso ser a ciencia cierta un ladrón de besos y de caricias bajo aquella cascada fría y tan descendente como un torrencial de lluvia que cae sobre la cascada. Y Rosa María, sólo quería llegar virgen al matrimonio y al enlace nupcial, sólo quiso ella lograr su acometido. Y siendo la prometida de Ramón del Monte, se sintió mal, maltrecha y desolada. Cuando en el trance de la verdad se electrizó la forma de hallar la conmiseración innata de creer en el santo matrimonio entre ella y Ramón del Monte. Ella Rosa María se identificó la forma de atraer el mal desconsuelo de creer en el embate de dar y no dar amor anes de ese supuesto matrimonio que se veía venir. Cuando en la alborada de dar el reflejo se identificó el sol como el calor más imprudente en la piel. Cuando en el instinto cayó como cae en el corazón el amor puro e inocente. Cuando con el sol Rosa María dejó de ver sus rayos tan inertes y tan profundos, cuando en el alma se dió lo que se sabe que el sol le roza profundamente en la misma piel.  

 

Cuando, de repente, Ramón del Monte tramó y perpetró lo más cobarde amar a Rosa María bajo aquella cascada de amor, y la quería amar y que se entregara a él. Cuando, de repente, una tarde se comunica con ella y que la desea ver bajo aquellas aguas torrenciales de cristales y de transparente manantial, cuando en aquella torrencial agua bajó hacia el cauce. Cuando, de repente, Rosa María logra dar con el panadero de Ramón del Monte con aquella corta, pero, extensa comunicación, y ella logra ver a Ramón del Monte su prometido en aquella cascad de amor como se llama por la historia fundada de tiempo y de leyendas hechas de tal manera para el goce y la felicidad del verdadero y tan real amor. Cuando en el mayor trance de la vida y de la mala consecuencia de atraer el mayo goce hacia los novios en la cascada de amor, se petrificó una espera de esperar por lo inesperado a Rosa María bajo aquel torrencial de agua cristalina de una cascada bajo el cauce lleno de agua. Cuando ocurre el mayor desastre de creer en el amor a ciegas de la tormenta veraniega en que se vé venir. Cuando en el mayor combate de creer en el amanecer se perfila la historia que se vé venir y en fuentes tan cálidas de tiempo y de verdades porque la historia se repite. Cuando se da lo que más se avecina como el tormento más cálido de unas aguas cristalinas, una soledad maltrecha, una sangre virginal que se veía venir y una total desgracia para Rosa María. No se sentía así, pero, se veía venir así, con la ternura y la misma pasión de creer en el amor verdadero, pero, era malo lo que quería Ramón del Monte para con ella, con Rosa María. Cuando, de repente, las aguas cristalinas se tornarán de sangre y de lodo. Cuando quiso amar y no perdonó enlace ni santo matrimonial ni compromiso ante Dios, ni respeto ni honesto amor. Él, sólo sentía amor y sólo quería amar a Rosa María, y se electrizó su combate por amar a la señorita. Cuando sólo quiso entregar lo que corresponde en saber que el amor lo era todo. Cuando en el alma de Rosa María sólo pinta de luz resplandeciente y todo porque se casará por la iglesia y virgen. 




Continuará………………………………………………………………………………………




  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 21 de julio de 2021 a las 00:12
  • Comentario del autor sobre el poema: Ramón del Monte ama con locura a Rosa María, pero, cada vez que la va a amar bajo la cascada de amor, sólo le queda el recuerdo cuando ella siempre se marcha y, ¿llega virgen al matrimonio?, pues, sí.... Mi 25ta novela corta del año 2021...
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 7
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