En la guerra de nuestro amor con la despedida
olvida que soy hombre y más aún olvida que soy
carne y hueso, alma y vida. Invéntame como un fruto.
Hazme fruto caído de un árbol de naranjo.
Levántame del piso , una vez en tus manos
comienza el laborioso trabajo de quitarme la piel.
Despójame de toda la cáscara gruesa que me cubre,
hasta que veas solo el albedo; esa fina capa blanca.
Despacio y delicadamente quita esa sabana pura.
En esta guerra de la despedida con nuestro amor
quita gajo a gajo las partes de mi alma,
exprime todo el jugo que mi ser tenga.
Olvídate de que soy hombre y malluga mi corazón
como una hoja de papel hecha bola.
Arrúgame, tírame y olvídame.
Atraviesa mi fe, quebranta mi esperanza, doblega mi ser
que no soy hombre bajo esta guerra sin cuartel,
soy fruto de naranjo sin cáscara y sin jugo.
En tiempos de guerra cualquier alimento es bueno
y más cuando apacigua la sed y el hambre
por eso en esta guerra nuestra
olvida que soy hombre, aprovecha que soy fruto
y cómeme. Sobre el campo de batalla escupe las semillas
avienta la cáscara que después de eso
me convertiré en árbol con raíces firmes
y follaje inmenso, seré insignia de paz y vida
y bajo mis ramas te daré sombra y esperanza.
Ya no habrá más guerra ni dolor, ya no habrá
olvido ni despedida solo habrá un huerto de amor
donde florece un naranjo junto a una mujer.
José I. Cervantes
- Autor: José I. Cervantes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de julio de 2021 a las 12:34
- Categoría: Triste
- Lecturas: 24
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