Todo siempre es cuestión de organizar las palabras, Bécquer lo decía:
“¡Lástima que el Amor un diccionario no tenga donde hallar
cuando el orgullo es simplemente orgullo y cuando es dignidad!”
Sucumbí al sonido de tu voz y mis deseos,
me derrame primero en peligroso filtreo, cobije tu egoísmo en piel,
después para mi desgracia tus caricias no me lograron contener
mis sentimientos del ayer como en avalancha arrasaron con todo
y a pesar de la experiencia antes fallida volvió a suceder.
La muerte alífera del amor se cubrió con la tierra fértil del orgullo
se han cubierto con ella los te quieros que pronto iban
a fructificar en tus oídos y a madurar sobre tu dermis en besos.
Razonándolo todo, lo comprende ahora el pensamiento
era excesiva la estimación por el respeto uno del otro
por el mutuo silencio, por el resguardo de uno mismo y muy desmerecido,
tristemente desmerecidos los propios méritos de lo bien cimentado de nuestros pasos,
en el terreno fangoso del corazón del otro, mi vanidad y tu arrogancia
cómplices sepultureros han sido.
No sabía que en las diecisiete letras de tu nombre pudiera estar escrita mi breve historia
y un tristísimo adiós irrefutablemente no dicho.
- Autor: Isel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de julio de 2021 a las 17:03
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Martha patricia B, alicia perez hernandez, Amanecer
Comentarios2
Hermoso ELizabeth, felicitaciones
Muchisimas gracias por favorecerme con tu comentario y la lectura. Un abrazo
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.