Te voy a hablar en silencio,
ahora.
El silencio de tus ojos.
El silencio grita tras el iris
caleidoscópico que se cierne a tu mirar.
Silencios que pululan de palabras,
de vocablos sin conceptos ni diccionarios,
sin el tegumento que proporciona
una deficiente definición, concepto
que no abriga el verdadero sentido
que una palabra en libertad expresa.
Esa es tu mirada, una mirada que escribe,
una mirada que penetra la endodermis
hasta calar en unos huesos fríos, húmedos
de caricias, escasos del calor de antaño,
de aquel calor que proporcionaba el cercano
seno de una madre lactante, de quien la sangre
que en ocasiones salpicaba de sus pezones
no era óbice ni obstáculo al amor, se limpiaba
y se esperaba el estañarse consecuente.
El silencio de tus labios.
Tus pétalos que en horizontal rojos
vibran al sentimiento que te produzco,
tal que cada vibración es un morse, un signo
al aire que se condensa en mi centro neurálgico,
en mis yermas amígdalas que de limbo
no sienten —a veces, el reptil que yace bajo
la cebolla cerebral sale a mi rescate.
El silencio de tu frente.
Esa meseta que en vertical se explaya yerta,
que describe surcos ya de frutescente sabiduría,
de milenios de altamiras y atapuercas concentradas
en un lienzo de carne, que se desdibuja.
El silencio de tu lengua..........
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de agosto de 2021 a las 07:30
- Comentario del autor sobre el poema: El misterio de una mirada es nuestro misterio.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: .........................., Ben-.
Comentarios1
Muy buen escrito, casi ninguna objeción o pega, un abrazo Alberto!
Creo tener también, como tú, la tendencia a traspasar la piel del sentimiento, o de la sensación y aproximarme a la complejidad que abriga lo aparentemente sencillo, o quizás sea yo quien complique con mi lenguaje lo que de suyo no lo necesita, vete a saber...
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.