El narcisista ensimismado,
con escritos deprimentes y el ceño fruncido.
Adolorido resplandeces en tonos fríos,
mas tienes el corazón cálido y el rostro de un niño.
Haciendo auto stop en la carretera de los perdidos,
tu mente divaga día tras día con pensamientos asesinos.
Y tus manos, duras como tus memorias, recorren lugares recónditos en un paisaje de desconcierto.
Es triste recordar que lo único que quieres es estar muerto.
Te desconoces en el campo de la adversidad,
y sin tener armas para luchar ni palabras que pronunciar,
acabaste con todo el instante en que te rendiste y pretendiste no escuchar.
Te desconozco cuando me dedicas tu tiempo y tu suavidad,
sólo para intentar calmar mi profundo pesar.
Acorralado entre cuatro paredes y anhelando la libertad,
dejaste que otros huyeran dejándote solo sin compasión.
Ni siquiera tuviste que pedir perdón
cuando los heriste momentos antes solo por decir la verdad.
Te desconoces y te desconozco,
quien eres no lo sabes y cuando dudas eres inexistente.
Tus voces te silencian y la sobriedad te desmorona.
Pretendes esconderte, pero temes hasta la luz del día.
No cambias, no hay más conjeturas;
te tiñes de negro,
me tiñes de azul.
No soy nadie para ti y tú para mí eres una sombra.
Desgraciado andas por la vida hambriento de promesas gimientes,
hasta que tu deseo de morir te devuelve la vida para comprender quién eres.
Eres un farsante en el cuerpo de un ermitaño.
No lograrás florecer ni en el día más oscuro,
aunque en tu silencio alberguen palabras de resentimiento puro.
Te desconoces. Te desconozco.
- Autor: Angela Beatriz (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de agosto de 2021 a las 02:02
- Comentario del autor sobre el poema: Escribí esto hace unos años para un muy cercano amigo que me recordaba mucho a Charles Bukowski y a la esencia de éste.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Alberto Diago, Lualpri
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