DESPEDIDA

DESPEDIDA

Ya no llegará nadie cuando tú te hayas ido,
ni volverán los barcos que zarparon al mar;
acaso unas gaviotas, cansadas y aburridas, 
nos indiquen la ruta, para no naufragar.

Ya no sabrán a noche las tardes descriptivas
y el árbol de rodillas, no se levantará,
caerán las estrellas como una lluvia fría,
ahora que te ibas y ahora que te vas.

Yo seguiré en el surco lanzando la simiente,
pensando que algún día te antoje regresar,
seguirás en mi alma y yo estaré en tu mente,
como tú me lo dices: “cada uno en su lugar”.

El lugar que pensamos era el más conveniente,
el lugar que escogimos como una solución;
me llevarás, es cierto, pero solo en tu mente,
en cambio en mí te quedas, en este corazón.

En este corazón que es tuyo irremediable,
que sufre cuando vienes y sufre cuando vas,
que no puede olvidarte, ni pretende intentarlo,
porque es tuyo, sin duda, para siempre jamás.