Y yo que no sabía de ti, más que de tu voz
Que a veces en la soledad me acompañaba
Cantando las penas profundas de mi alma
Dándole una flor a los desencantos míos
Ahí en la tristeza me acompañabas,
En la rebeldía necia de mis pensares
En las terribles tormentas de mis mares
Mares fríos que con tú voz calmabas
Hoy me entero, hoy también contigo muero
Porque alguna vez respiramos el mismo aire
Vimos la misma luna, el mismo sol, el mismo cielo
Nos sentimos amados por quienes conocimos
Por quien su dolor redimimos fuimos admirados
Por tus canciones yo contigo me sentí comunicado
Esas penas ya sin ti se han extinguido
Cantarás allá con los ángeles enternecidos
Por la belleza de tu tristeza verdadera
Verás cómo dejan de llorar agradecidos
De verte volver después de cantar en la Tierra
Se hará de noche, y se hará en algún lugar
Un sincero homenaje de los seres que son nocturnos
Sabrán llamarte por tu nombre, y cantarán
Casi rezarán letra por letra tus versos taciturnos
Empieza una nueva era
Limpios serán de sus penas
Implica tal vez callar
Sin dolor ¿para qué cantar?
- Autor: Luis de Yeliang ( Offline)
- Publicado: 30 de agosto de 2010 a las 16:46
- Comentario del autor sobre el poema: Aniversario de una musa que dio significado y rumbo a la gente que viste de negro
- Categoría: Fecha especial
- Lecturas: 92
Comentarios1
Hoy me entero, hoy también contigo muero
Porque alguna vez respiramos el mismo aire
Vimos la misma luna, el mismo sol, el mismo cielo
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