CUERPO

Nicolás FUENTE MONTANÉ

Es amargo el sudor, querido cuerpo,

igual que las entrañas descosidas

en que vagan rutilantes espejismos

creyendo dar sentido a lo que es tuyo.

 

Me dejo arrastrar a ese vórtice, 

sumidero carnal, hacia el olvido

y en las cañarías donde te pierdo

creyendo, en aquello , aún es mío.

 

Y solo es la parte que merezco

prestada del suplicio mantenido,

sin saber porqué ni cómo ni cuando,

de todo aquello que he vivido.

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