En la alegre primavera,
yo era un naranjo en flor.
Por un verde valle de gorriones
soñaba en vereda inquieta
que recogía tus semillas de pasión.
¡Volad, luciérnagas de luz,
teñid mi mañana de azul!
¡Volad, luciérnagas de luz,
teñid de mañana mi rubor!
En el triste invierno,
yo soy marea de autor,
herida de laúd
que el viento azota
con maleza de dolor
y negra sementera.
En su sombra tendida,
soy ruiseñor
entre mi canción de tímida azucena
y puñales de noche eterna
bajo mis versos.
La muerte escucha desde la niebla
el viejo llanto de las hiedras
y mi voz lejana desaparece
en una corriente de río.
Mis venas por alba hundida
derraman pétalos de rosa perdida
para que los barcos de espuma
lleven hacia nuestro sueño rendido
el rocío tiritante de la luna
¡Corred, olas de fuego,
arrastrad la arena de mi corazón!
¡Corred, olas de fuego,
arrastrad la ceniza de mi amor!
- Autor: Belén López Sánchez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de agosto de 2021 a las 09:27
- Categoría: Triste
- Lecturas: 76
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.