**~Novela Corta - El Dolor de la Vida - Parte I~**

Zoraya M. Rodríguez

La vida de María Elena, siempre fue buena, excepto por los jóvenes impacientes por hacer “bullying” en el barrio, en el pueblito del Sur. En ese pueblito vive la niña más hermosa de la vida y se llama María Elena. Si María Elena solamente desea crecer y crecer y ser alta en estatura para poder ser una buena voleibolista, le encanta el juego de “volleyball”. Y a María Elena le encanta leer y estudiar sobre el mundo actual, sabe que el mundo es un paraíso, pero, aunque no tiene dinero para viajar, lo vé y lo admira desde su teléfono celular. En cuanto, al estudio del mundo lee reseñas, noticias mundiales, y por demás titulares, para estar atenta a lo que sucede en el mundo y más en el momento. La inteligencia de María Elena, no es de gran capacidad, porque cuando pequeña tuvo varios accidentes con la bicicleta para montar y para guiar. Los recuerdos de María Elena, vagan en lagunas, y por demás le sirve su corta memoria en hacer discernir para llevar una vida plena y muy feliz. Existe un joven en su vecindad en el pueblito del Sur, que la quiere mucho, o sea, que la ama, pero, queda como la vil manera de ser un cretino, inconsciente e inseguro con ella y para con la vida misma. Cuando en su momento se vió aterrada y tan vil como considerando la sola redención en su propia alma. Si en su vida, sólo María Elena, se dió de cuenta de que hay gente mala existente en la vida y que algún día el mundo les pagará tal cosa, y lo sabe y muy bien. Si María Elena, le corresponde de igual forma amando a ése joven que dice que la ama, pero, hay algo en su mirada un dolor, una pena y una angustia, en que ella, sólo ella, solamente ella lo podía observar desde esa perspectiva de un sólo infortunio. Cuando en la verdad, se dice que el tiempo, y el ocaso del sol, cuando llega la fría noche, se siente como pasaje de ida y sin regreso. Si desde que el tiempo y el coraje de amar se opuso de tal manera en navegar como un náufrago perdido buscando puerto en ese mar adyacente de penurias soslayando en un sólo llanto y de dolores inconsecuentes, cuando en la forma de ir al cielo se siente como el capricho más exótico en observar que el cielo pintaba a azul y no a una cruel tempestad. Pero, María Elena, sabe una cosa que el mundo y que el universo no son uno sino dos, en diferente tamaño y forma y estructura y que sus componentes varían de tal forma que crees que el firmamento y que el mundo son uno, pero, no es así. María Elena, se aferró a la calma y al desdén efímero de creer en el combate de dar con el verdadero amor a sus espaldas, cuando quiso en ser como una Venus, y así lo fue como toda diosa de un Harén, o del Olimpo de los Griegos Dioses. Si en su vida, sólo imaginó dos cosas: que el mundo cae por su propio peso, o que el universo se abastece del mundo, aunque lo diga contradictorio era así. Y se enamoró de Vicente un muchacho que hace “bullying” a los demás jóvenes que corren por el barrio dejando saber que él es el que posee y es el dueño del barrio completo. Y la mayor satisfacción de María Elena, se considera el amor de ése hombre, el cual, se prepara para mayor insolvencia, insatisfacciones, dolores y frialdades. Y sabe María Elena que el delirio es la mayor carta de presentación cuando el dolor de la vida se le acerca a ella, por costumbres de la vida y demás embates de la vida misma. Si en su decadencia supo lo que tenía que saber que el mundo actual es una derivación de un viejo mundo y que cambia como cambian las manecillas del reloj dando horas exactas y tan perfectas como el haber sido enamorada por Vicente. Y ahí, quedó todo, faltando el coraje para amar, y para entregar lo que se considera una débil atracción y tan mala como perpetrar un desconsuelo mayor. Y así, universalmente, se debate una débil atracción efímera y tan mal detenida en el tiempo, por la consecuencia de atraer el combate más predilecto en saber que su mundo cae en forma más adyacente y saber que el mundo aflora como el mismo paisaje desde el horizonte. Si la vida de María Elena, consiguió derribar el tiempo y más que eso atrapar la vida y el dolor en un sólo corazón sabiendo que la vida es una y hay que aceptar lo que converge el deseo y más que eso la fuerza en el corazón. Cuando la vida de María Elena se vió atormentada, fría, e inestable como el dolor en el alma y más en su corazón amando a un sólo hombre, el cual, le entregó todo y la dejó sola y con un hijo a su merced. 

Ella, María Elena, se enamora de ése hombre porque le atrae su forma de pensar y de saber que el tiempo no caduca al mismo tiempo, cuando ella se enamora de él, esperando amor y pasión. Y en saber que en el coraje de dar y no dar en el instante el amor en ese camino en que se cruzó el amor de ése hombre con su corazón, si lo amó verdaderamente. Y María Elena, se contradice diciendo en la práctica que su mundo y su universo no son lo mismo. Si en el desquite del mundo y de la madre naturaleza se siente llegar el final, pero, aún así, el desierto de la imagen que tiene acerca del mundo y del universo y del firmamento y del horizonte, se vió aterrada en saber que el mundo le habla a la humanidad de tal forma y de tal manera. Si en su mala perfección, quedó destrozada y herida de espantos sabiendo que su esencia, y más que eso se entregó en la forma de ver el cielo de azul y sin tempestad como lo había pronosticado, al tiempo y más que eso el mundo. Si por saber del instinto y del mal delirio que posee en el desierto a todo un mar perdido si se sintió como una órbita que atrapa el deseo en navegar hasta lo más hondo de todo ese mar perdido. Y María Elena enamorada de ese cretino, vago, inestable, insípido, impasible e intolerable. Si en el mundo de María Elena, y se vió horrorizada de espantos incongruentes por una sola salvedad en creer en el desierto trascendental y efímero y tan cruel, pero, estaba el mundo sosegado, limpio, y por una sal inexistente yá, con forma desértica y por una extensión territorial desértica, en la cual, ella se vé naufragando, pero, no, no era más que el dolor de perder lo que más ella quiere y más ama. Y la vida, sólo la vida, le dió tormentos y malos ánimos en saber que su destino era como el camino y sin caminar. Cuando sí, se enamoró y más que eso le entregó el corazón sangrando de dolor y de amor por ése hombre, el cual, no le dió lo mejor para ella. Y en su mente y en su relación se vió atrapada como en una telaraña fría, y sin cubrir a su cuerpo quedó a la mala intemperie del mundo, del tiempo y más de la cruel tempestad que se avecina en el momento y más en el pueblito del Sur, donde es el barrio y donde ella reside. Sí, ése hombre no vale nada, y ni un sólo centavo, cuando su mundo quedó atrapado, inerte e incongruentemente vacío, formando una atrevida atracción de reír en cada paso de la vida junto a Vicente, pero, falló en algo, en que su insistencia era el amor en un sólo frío dolor. Y sí, se enamoró de Vicente María Elena, la dulce jovencita del barrio más asediado por los jóvenes haciendo “bullying”, a otros jóvenes. Y María Elena se enamoró de su insistencia, persistencia y de un sólo amor. Quedando sólo y abatido y con un sólo amor en el sólo corazón, cuando María Elena, sólo se dedicó en amar a Vicente en su camino frío y lleno de frialdades y sin destino. Y María Elena se amarró al frío inerte y tan frío como lo fue dar con las riendas sueltas de un sólo amor en el corazón. Y sí que lo amó, y más que eso lo consideró su único amor, el de amar fríamente a un sólo desenfreno de su pobre, pero, altivo corazón. Y sí, se enamoró de ése hombre, el cual, le dejó una cicatriz de una herida tan profunda como es el dolor de la vida. Cuando en el alma se aferró a una desilusión en el alma fría, y tan inconsecuente de querer en el alma un amor como el de ella hacia Vicente.  Si ella se enamoró de Vicente, cuando su amor creyó en la luz de su alma fría y tan bien como lo fue reír y llorar junto a ése amor, en el cual, se aferró como tormento efímero y tan irreal como la misma tempestad que se avecina en el pueblito del Sur. Cuando en su momento se vió aterrada, pero, tan enamorada de ése hombre vago, inestable y tan insípido como el aire sin rozar en la piel. Y quedó como un tormento real y como un desastre de un sólo amor en el corazón. 

Si al acecho de todo y por un pormenor de su existencia y en su vida, quedó maltrecha, herida y sin más que el amor que le tiene en su corazón a ése hombre que la hizo mujer y para colmo la dejó con un hijo en su vientre. María Elena, era esa clase de chicas joviales y de risa entre sus costados, por la cual, se enfrío su esencia y más sus recuerdos tan fríos como las lagunas que tiene entre sus más débiles recuerdos y más entre sus sentimientos. Si en el silencio cuando el mundo se ríe de iras y de una tempestad fría y conmiserente cuando sólo le queda un odio, pero, era el amor de María Elena hacia Vicente. Y ella para colmo, María Elena embarazada y dejada como una flor marchita en pleno rosal. Si su rumbo cambió, quedó en el alma, y más que eso en su alma una luz fuera de lo común, y era su hijo a punto de venir al mundo. Pero, ¿qué mundo?, si éste mundo ya vé las iras y las insolvencias hacia un mal y feo destino, en que se guarda el más recóndito percance de creer en el alma, efímera y tan real como el perder en el destino un desierto, en el cual, ella, yá había pernoctado en el rumbo y más en el deseo de ver el cielo de tal manera y tan real como el ir y atraer el nefasto delirio de creer en el más combate de creer en la forma más ambigüa de creer en esa vil tormenta de ese cruel mundo. Si en la forma de observar en el trance deliberadamente, en la cual, se aferró en el latente y hábil mundo, pero, María Elena, sabe de una cosa, que en el viento y en la vil tormenta se aferró en el delirio delirante de dar con los celos de ésta vida y más con el dolor de la vida, para con ella misma. Y sí, Vicente la dejó maltrecha, desolada, y tristemente sin amor y con un dolor de la vida muy adolorido. Cuando en lo perfecto de un todo, se vió atormentada, fríamente gélida y con un derrumbe devastador en el alma fría y con un sosiego constante en que se siente como el desamar. Si en el viento y más tan frío quedó María Elena, sin saber que su mundo quedó sin Dios, y en un mundo dentro del ocaso y más en un siniestro cálido de una tormenta fría y como el instante en que se debate una frialdad dentro del corazón, si se siente con lo más suave del delirio y tan latente como el ir y venir hacia el coraje del corazón, cuando se sintió como el reflejo de la misma alma fría. Y en el instante se aferró como el instante en que se perdió y se gana una osadía en saber que su destino fue como la misma tormenta. Si María Elena sintió el frío en su piel mortífera, y se fue como destrozando la calma en un torrente sin sabores malversados. Sí, Vicente la dejó como una flor o una rosa en el suelo de todo un rosal devastado en la calma, si fue como penetrar una osada osadía. Y en la ambigüa soledad de quedar sola, maltrecha y desolada, y en una fría dirección en saber que su esencia, era fría como el nuevo amanecer y de creer en su alma fría sino bastaba yá la forma de ver el cielo de azul. Cuando en la forma de atraer el comienzo de un embarazo en que la dejó abandonada, maltrecha y sola. Y en el combate de dar con el clavo se aferró el suave murmullo sin saber discernir en el combate de creer más en el desierto frío de creer en el naufragio de su alma fría y devastada. Si en el momento se aferró en el mayor de los instantes, cuando ocurrió el mayor y débil, y de tal forma y de tal manera, cuando en el trance de lo perdido se quedó María Elena como en el instante de ver y de creer en que su embarazo la lleva hacia el mayor de los desenlaces. Y en el embate de creer en el comenzar se aferró el desastre de sentir, y de percibir la forma en comenzar a dar un nuevo rumbo. Y quedó sí, embarazada de la vida y con el dolor de la vida, como percibir un sólo delirio delirante en ser como el desastre en creer en el comienzo, y de dar en el punto exacto entre el alma fría y el calor entre las manos, derribando el deseo y la  vida misma. Si en el momento se enfrió el desastre en poder creer en la mayor integridad de creer que sí, que Vicente la abandonó como si fuera la nada de su propio olvido. 

Si María Elena se dedicó en cuerpo y alma a creer en el alma fría y tan desértica como el silencio. Y María Elena se aferró el desastre de creer en el alma juvenil de dar con el sol en sus espaldas. Si se sintió como el instante en creer en el desierto en que naufraga como un tormento en que se ofreció la más fantasiosa creencia. Y, ¿cómo sobrevivió?, sola, abandonada, herida y sin Dios, como la misma flor tirada en el suelo. Si ocurrió la verdad, en que se dedicó en ser como la mujer herida, pero, con fuertes fuerzas en la piel y más como un desastre de creer en el alma álgida y tan gélida corriendo de un lado a otro. Y barrió el tormento en poder creer en el desierto mágico en saber que naufraga como el torrente de sal en ese mar abierto en que ella se imaginaba. Cuando se abrió la conmiseración innata, y sin saber que la frialdad corre como el tiempo, en que se abre el silencio en sus oídos. Y por saber de la calma se abrió la vida en pedazos abiertos cuando en el embarazo se entregó como el tormento. Si se siente como el mayor desenlace en saber que su rumbo, se sintió como el mal sabor de vida. Si su esencia y su presencia se debe a que el mayor desenlace se aferró la forma de dar con el minuto en que dejó a María Elena a su suerte y más con un embarazo a cuestas. Si la paz no creció en su vida como el percance de haber crecido en estatura y en su forma de creer, aunque con lagunas entre sus más débiles recuerdos. Si María Elena se aferró en un trance en verdad, cuando se identificó la mala suerte y se sintió como el mayor desenlace de un fin sin destino ni camino. Si en el desperfecto y en el efecto se siente como una mala situación, cuando el embarazo le tomó por sorpresa. Cuando su esencia y su formación como una mujer débil y con una capacidad inerte, fría y descendente, hacia el más abismo gélido, si le ocurre el desastre de dar con el frío tiempo de dar como la misma soledad. Y ocurrió el mayor desastre en ver el cielo de azul, en vez de una noche fría. Y se dedicó en cuerpo y alma, en ser una voleibolista para cuando parió a la criatura. Y mientras tanto, cayó en una triste desolación porque cuando en el albergue de su pobre corazón, creyó en una sola pasión, cuando en el trance de vivir creyó morir de parto. Y subsiste en el mayor trance de la verdad en contra de su propia voluntad en creer que como la vida hay que ser bueno con ella, y sí que era así. Si por subsistir trabajó en miles de oficios, y por traer más a esa criatura al mundo, si María Elena se dedicó en ser vanguardista y creyendo en el mundo y en la sapiencia de dar con el reflejo del sol en su rostro como aquella vez en que se ofreció como el mismo tormento en querer traer al mundo a su hijo. Y se entrega en cuerpo y alma al oficio de costurera, tejiendo y cosiendo con telas en diferentes colores para poder creer en sus creaciones con diferentes diseños. Y sí, que fue muy trascendental y muy creativa cuando con sus diseños sobrevive de tal forma y de tal manera en que sus sueños se hacen realidad. Si en el mayor tiempo corre en ser como el desastre de verse entregada como el principio de creer en el embate superficial en saber que su mundo no cambia en nada. Y el reflejo del sol, no cambió en nada, desde que su cruel voluntad se hizo hasta hacer de su creación una señal en una fortuna y por un bien común. Cuando en su esencia favoreció más sus creaciones como diseñadora que en el tiempo en que amó a ése hombre llamado Vicente. Si cuando en lo perfecto de todo y con su fortuna y sus creaciones se vió atormentada y de un tiempo en que sólo la lluvia fue mojando a su cruel voluntad en caer como princesa de un cuento. Y lo amó y lo amaba, a Vicente, el hombre que la dejó, sola y abandonada en una crueldad sin supervivencias. Si cuando en el mayor trance de su corta vida, quedó en soledad desde el principio de su embarazo hasta que estuvo a punto de parir en el pueblito del Sur. Cuando en el perfecto momento se dió como el tormento si se identificó como lo más frío de una desavenencia en cuanto sin saber que el delirio delirante y tan latente se aferró a la mala situación que pasará María Elena. Cuando en el trance de una verdad se entristeció tanto y por tanto en decaer una fría verdad de que su rumbo perderá su dirección. Cuando en el percance de creer en el alma fría se vió aterrada en saber que su manera de sentir en el amor y la compasión da lo que más quiso la sola frialdad. Cuando María Elena, se vió aterrada a la frialdad de la vida y sin debate de creer en su fortuna como algo transcendente sino se mudó del pueblito del Sur, sino que quedó allí, laborando y esperando porque la criatura pudiera nacer. Cuando su forma de ver y de actuar como lo más trascendental de su profesión se vió tan inerte y tan fría, cuando por laborar en un mundo de clase y aparte, dentro del momento grandioso en que la mente de María Elena, es tan poderosa como el torrente de sensaciones tan claras como el cielo azul, que dentro de la ciencia se debate una caricia en no ser como la mala situación que le espera en una cruel tempestad. Y sí, que lo logra en verdad, cuando en el debate de creer en el alma se siente como la sensación en riquezas de saber que su mundo cambió totalmente. Si María Elena, barrió con el dolor y más con el sólo presentimiento en saber que el deseo se aferró como la sola soledad. Y se entregó como el tormento o como el frío inerte y de insolvencias de creer en el destino frío. Cuando en el destino frío se encerró como el desafío de creer en el amor a toda cost sin saber que el amor y que el hombre de su vida había yá pasado por su corta existencia. Y sí, que era María Elena, la que guardó en su seno a la criatura más bella de su más bellas entrañas.     




Continuará………………………………………………………………………………………….



  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 22 de agosto de 2021 a las 00:06
  • Comentario del autor sobre el poema: María Elena tuvo que dar a luz en plena tormenta, y no pudo trasladarse al hospital por la terrible tempestad en su pueblito en el Sur…Mi #31 de novela corta en el año 2021…Mi #69 de novelas cortas hasta el año 2021…Con Amor..................
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 17
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