El oro de su pelo

Aitor Castro

Tras las murallas, un rey

orondo, déspota y ocioso

ostenta con vanidad

tener del mundo, el mejor oro.

 

Ni su regio trono,

ni su dorada corona,

ni el ornato de su cetro,

ni la seda de sus prendas

jamás valiera, lo que vale

ese aurífero tesoro.

 

Mujeres de la nobleza

con mas presunción que educación,

hilos de tu cabellera quieren

para de caireles bordar

sus vestidos nupciales.

 

Obispos y cardenales, por otro lado

la Santa Iglesia siempre clamando,

¡Que si ese oro no es de Dios,

que no es de nadie!

 

¡Brilla el néctar de tu pelo

formando un panal,

recolectaré en Primavera

la mieles de azahar!

¡Exclama el apicultor

mientras liba sus dedos!

 

¡Mas de cien canteras he perforado

a sus senos he llegado,

entre pedernal, lodo y barrenos

oro igual, señores, yo o he visto!

¡Con el rostro sereno

dice un minero!

 

¡De sol a sol con el arado

muchas campiñas he labrado,

 con sudores, la tierra he regado

trigo mas rubio no he segado!

¡Con la faz afligida

se queja el campesino!

 

¡En mi crisol de grafito, he fundido

bronce, para el mejor sonido,

plata, mas luciente que la luna,

oro, brillante, al ojo moro,

pero esa mata de pelo lleva kilates!

¡Con rostro halagüeño

se sorprende el platero!

 

¡Ni un hilo de mis cabellos

mucho me temo, no podrán poseer!

¡Asiando un copete

dice la princesa!

 

¡Se enjuaga cada mañana

el sol, rey de los astros

dorando su orto,

para con sus crepusculares rayos

al mundo, iluminarlo!.

 

 

 

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