Abrió sus ojos en una noche de estrellas. Cada una de ellas tintineaba en el cielo al oír su llanto niño. Y ella, hija de una regia estirpe, jugaba entre los resplandores nocturnos.
Se levantó la mañana. Los rayos del sol acariciaban su tez morena. Y sus ojos asombrados y vivos saludaron la sinfonía de las hojas con el viento.
Se puso de pie y caminó hasta el agua original que baja desde el manantial. Lavó su rostro, refrescó su piel y empezó a andar.
Se unió a los susurros naturales, al canto de los pájaros, a la tersura de las hojas, a la dureza de las piedras.
Alimentó su hambre con las semillas de la tierra y así creció, se hizo fuerte.
Su corazón ardía. Se plantó en ella una pregunta voraz: ¿Cómo seguiré viviendo?
Y desde el fondo de su espíritu una voz le dijo: “No tenses los arcos materiales. Tensa tu propio corazón para que se dilate como el horizonte infinito. Tu flecha será tu pensamiento: ágil, cortante y dispuesto. Y con ambos, corazón y pensamiento, vete a la búsqueda de la Verdad.”
En la joven-niña creció entonces una fiereza interna, indomable, joven y femenina.
En ese momento las mujeres la llamaron:
“Acércate a la fogata. Te estamos esperando. En este círculo sagrado se mezclan los olores esenciales, los sabores agridulces, y mientras crepitan las leñas en el fuego queremos iniciarte en un camino sabio, humilde, servidor.”
- Autor: Anagracia ( Offline)
- Publicado: 27 de agosto de 2021 a las 16:28
- Categoría: Fábula
- Lecturas: 45
- Usuarios favoritos de este poema: 🖤🍃Meigajaz ☯💞, Martha patricia B, alicia perez hernandez
Comentarios2
Fabulosa fábula, llena de encanto y magia.
Abrazo
Muchas gracias por la valoración
linduras y bellezas en bella prosa
Agradezco de corazón
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.