Cuando pienso en los años setenta,
nostálgicos y lejanos días,
no deja de asombrarme todavía,
aquellas ideas, que hoy, no se asientan.
La utopía reinaba en las mentes,
quizá, enternecidos por las emociones,
y por la entrega a las pasiones,
que la juventud ofrece, permanentemente.
Los aires musicales de Pink Floyd,
llegaban a los interiores con magnitud
burbujeando en las aguas de la plenitud,
sembrando los recuerdos, que se recogen hoy.
El punk y el rock, altamente politizados,
alienaban a la juventud de la norma,
hacia una libertad, que transforma
al mundo, en unos cuentos alados.
La música se alzó en protesta,
con canciones de rock diario.,
London Calling fue su escenario,
y sus letras bordaron una gran fiesta.
Álbumes de vinilo muertos,
descansan en rincones de las casas,
ellos, encaminaron a las masas,
a vivir los macro conciertos.
No todas las décadas cantan,
el lenguaje que la música expande,
dejando una huella tan grande,
que en la historia se implanta.
José Antonio Artés
- Autor: José Antonio Artés (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de agosto de 2021 a las 09:53
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 26
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