Infinitas

Nunca alcanza; ni alcanzará.
Letra tras letra; verso tras verso;
Infinitas maravillas, se le ofrecen al poeta:
la hierba humedecida, las hojas secas,
el hierro modelado, de la fragua el fuego,
del futuro anhelos; del pasado aromas,
de un zapato el cuero, el vidrio en su transparencia,
del viento su inclemencia, el papel texturado.
Todo allí ofrecido, esperando ser contado,
para los distraídos que no han percatado;
que el amor huele, el rio duerme,
los ojos sueñan, la lluvia canta,
la fruta sangra, el vino perfuma;
el absoluto en armonía perpetua
al compás del sol; al cobijo de la luna.

Infinitas maravillas, que rescatar
de la indiferencia de lo cotidiano;
exponerlas al alcance de la mano
para quien las quiera tomar,
guardarlas en su intelecto y
llevarlas a recorrer el universo;
que sepan los dispersos
que la piedra sufre, el mar añora,
el tiempo traiciona, la tierra ama,
la piel reclama, los besos duelen,
la voluntad florece cuando es cultivada;
que las manos sanan los dolores del alma.

Será el poeta quien encuentre, lo que otros no han notado;
que en todo espacio ocupado, antes no hubo nada;
que el humano en su inquietud o la naturaleza inspirada,
le dio forma a la materia, para suplir necesidad;
color a una flor para la abeja despistada,
al silencio de la noche el canto de una rana,
para las piernas cansadas la madera tablada,
la música redentora para ahuyentar fantasmas,
el árbol generoso con el ave cansada;
la palabra para explicarnos;
la tinta para no olvidarnos.

Infinitas maravillas, para ser contadas
por la pluma del poeta,
que ve todo donde otros ven nada.