Triste carnaval-.

Ben-.

Tristemente andando

una cascada cruza su pelo

en lo caminado raudas velocidades

se ensimisma en lo venerado

duda una existencia entera

la lamida brutal de un pez corcovado

lo más profundo, el aire renovado

bajo el depósito inaugural

son teas incendiadas las que argumentan

la bella boca anestesiada del hombre

su corazón dinamitado por ofrendas y sombras

su torso invencible la panacea de los matrimonios

ofendidos,

son sus relámpagos aceras por las que discurre

el agua encharcada, el cenicero divino que oculta

su posesión decisiva,

ese espasmo que abre los canales del silencio

explorador que oficia su misa sin altar

como cayendo de un altísimo cielo nocturno

que invade la calzada y su lodazal de barro.

Son sus ojos miradas sin boca

sus hombros múltiples de avenidas corrosivas

la belleza de nuevo que en mi corazón se abre

diciendo ámame ámame si caigo,

lo que clausura un bestial parto

es el aire con su suave fragancia a almendro.

Caníbal desdentado de ojos claros

su fisura arde entre los monasterios opcionales,

desde la arena los pájaros alzan el vuelo

y son de la tierra los orgullos y las necedades.

©

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