De cordillera en cordillera,
trastornando los hábitos de los lugareños,
obsequiándoles con mi canto de urogallo en celo,
propinándoles patadas en el trasero,
testículos y otras orondas partes, formando
latinajos y quebrantando la fronda hasta esquilmarla.
Con voz de hombre cazurro
de voz de pelo en pecho, pelambre metafísica
que arriesga su hirsuta cabellera hasta
la decimonovena parte, espaciosamente
perturbado, yo, hijo de bárbaros y desapasionados,
emito mis propios decretos, y conservo la luna
como en un guante. Gusanos de seda
e inveterados secuaces de los latidos,
gallos de pelea o combate en los acuarios,
mosaicos de teselas investigadas por agentes disfrazados,
y esa decimotercera parte de las novelas de folletín.
Oh mansedumbre de los espliegos, y esos iris falsos
que manosean los verdugos.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 17 de septiembre de 2021 a las 12:59
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: Jorge Horacio Richino, Tania Maria
Comentarios1
❤️......
..... Gracias por escribirlo...
Gracias a ti, Tania, te agradecería me explicaras el motivo de esa impresión, si es factible. Un abrazo!!
Muchas cosas que se viven en este momento, lo real en lo irracional, el frenesí de una vida sin contemplación y no se que más decir es difícil expresarme porque muchas cosas plasmadas retornan hacia mi Interior que no salen...
Ya saldrán de manera espontánea y poética Tania. Gracias por la aclaración. Un fuerte abrazo!!
Gracias 🙂
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