Era una lastimera tarde supongo que no esperaba chocar miradas con ella
debo confesar con miedo que ese día me sumí en la duda
Sus ojos son el comienzo del hechizo; ya no había esa mirada vicariante.
era única, podía atravesar mis tejidos y hacerse de mí.
Pudiera caer rendido o fulminado por sus encantos
Su aroma es un placer a mi sensorio, del que solo quedan las migajas
que me dejo el dulzor que llevas al cuello
mientras lo inefable se arraigaba en mis sentidos;
el melifluo discurso …
¿Puedo estar más embargado de ti?
un estado de limerencia decadente
pues me olvide por completo de mí.
Mi lábil imagen solo puede recordar
La textura que sus dedos tenían aquella tarde, en que acaricio mi rostro
Seco mis lágrimas y se despidió...
Desde aquel día la espero ... sin saber si volverá
Quizás puse en prenda mi vida y la saudade se quedó a vivir
Por desear aun sus labios y recibir la venia de reposar en ellos.
espero que su pecho me reciba para consolar mis noches de insomnio.
Esta suspensión animada llevo a mis días a sumirse en la desilusión
Y repetir aquel rezo que me enseñaste el día que partiste.
Pues debes saber que no hay día que el agraz no llene mis días de la ponzoña...
y que con tierna y maquiavélica intención sirve en mi mesa la noble tisana de almendras amargas, el revelado de mis angustias.
Pero aun puedo fijarme en la luna, y cual quijote, que tú, mi señora;
veles mis campañas que al sol han curtido mi rostro
han engarzado mis lustros con un mirar gris y decaído;
del cual con cada aurora me decepciono.
Pues mis demonios son interminables, bañado en sangre o aun en mi agónico lecho,
espero algún día escuchar que para mí guardas algo más que un te quiero.
Seguiré la siguiente alba esperando ver tu rostro.
el acmé de mis tormentos me mantiene escuchando un pitido persistente
mientras la nubosidad se dispersa de mi visión y solo puedo apretar los dientes para gritar, pues a pesar que mi necesidad es sobrevivir a mí y mis sabotajes.
espero con tierna inocencia, que rodilla al suelo me permitas cruzar con tu mirada y eclipses los males de mil batallas con la sonrisa y el beso que este guerrero de blanca capa añora cada día entre los lamentos y dolores a quienes asiste.
Oh mi señora, conmiseración solo te pido. pues la peregrinación ascética que cargo a cuesta, es el largo menester que la metamorfosis pide a cambio hasta el día de tu regreso.
Heme aquí, se ha escondido el sol y vuelvo a lo único que me quedo de ti.
Un pañuelo... esta tela que en la armadura llevo me acompaña en cada andada
empapado del perfume de la que sueño y añoro.
mientras mis días en pausa son el encuentro nefasto; con la labilidad y lo fatuo.
Más no dormiré otra noche rechinando los dientes. Pues declarare las sonrisas anatema
Se quebró algo muy dentro ...pero no puedo esperar...
Se abren mis ojos y mis queridos monstruos me esperan para luchar un día a la vez.
Mi meta es tan romántica como inalcanzable, pero ¿Quién podrá salvarme del absurdo?
Heme aquí aferrado a una ilusión y peleando con el único enemigo tangible que entre suspiro y suspiro reclama mi vida ... yo mismo.
Vitt0
- Autor: Ixaka (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de septiembre de 2021 a las 15:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 39
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