No echo de menos el vidrio y el marfil
de esa biblioteca, sino el tiempo, el placer
que quedó guardado por siempre
entre sus dorados anaqueles.
—Boecio en La Consolación de la Filosofía.
Era cada tarde.
Cada tarde, a las cinco de la tarde,
como clavo ante sus puertas.
Era ya costumbre inderrumbable,
dejarme navegar por los siglos,
por la sabiduría que ilustres dejaron
para el goce del venidero.
Era deslizar el dedo por entre sus lomos,
sentir que el polvo enamorado
que nutría mi epidermis era el logos
que tanto buscaba y busco.
Era oler, meter las fauces por entre el tinte
de las letras, por entre las historias
que allí quedaban como hitos de calzada,
era sumirme en una incertidumbre deliciosa...
Era ella, ese suceder de anaqueles
lo que me llevaba a todas las estratosferas
de todos los universos posibles e imposibles.
Eran las cinco, otra vez, un día, otro y otro...
Era entrar y el vellamen de mi superficie
ponerse en guardia, cual Marte advertido
y enhiesto, era orgasmador, nutricio, agua
al sediento, alegría contenida en grajeas.
Era siempre, y ahora —con la mediación
de una distancia insalvable y una mirada
vieja y añorante— cuando todo el cúmulo
vivido cobra sentido: No fue el oropel
lo que me convoca a este recuerdo,
sino el tiempo, el pensamiento y el placer
que allí quedaron sepultados, empeliculados
bajo una pátina que le da esplendor,
significación, consecuencia y consistencia...
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de septiembre de 2021 a las 07:33
- Comentario del autor sobre el poema: Un recuerdo ficticio. Mis bibliotecas fueron imaginarias siempre, y siempre entre las cuatro paredes de mi hogar...
- Categoría: Fantástico
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: Ben-., ..........................
Comentarios3
Las bibliotecas son un verdadero templo sagrado amigo Rafael. Muy buenas letras como hermosa la foto.
Saludos y un abrazo.
Un saludo Ernesto. Me alegro de verte por aquí.
Mi biblioteca personal siempre fue familiar; la que iba acumulando compra tras compra, nunca fue, por cierto, excesivamente meditada. De ahí, quizás, el escaso rigor de mis poemas. Me gustan tus poemas porque son muy académicos, sí, pero llenos de belleza y ternura. Un saludo Alberto!
Gracias por tu comentario. ¿A qué te refieres con académicos?
Buen y cuidado lenguaje, un léxico variado y diverso, y metáforas ricas, tanto en contenido como en forma. A esto, añades muchas veces, una temática en tus poemas, que me gusta en lo personal, porque no suele ser la habitual en los foros. Bueno, a eso me refería. Un abrazo!
¡Qué cosas me dices más bonitas!! Se te agradece Ben. Un abrazo,
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