POR EL RABILLO DEL OJO

POR EL RABILLO DEL OJO

Se ha vestido de grisáceas cortinas,

cada gota es un verso que culmina,

en la tierra que absorbe su caída,

un repiqueteo de letanías,

sinfonía de exuberantes notas,

los secos ríos abren sus bocas,

sedientos como viajeros del desierto,

hambrientos como atrevidos nómadas.

La Luna ya se ha dormido,

y el alba la va acunando,

la luz de la aurora brilla,

el Sol va desperezando,

sus rayos color a almendra.

Un manto gris se apodera,

mientras del sueño despiertan,

amaneceres y anhelos.

Como brilla la mañana,

cuando el alba anacarada,

ha desplegado las hojas,

de las bellezas noctámbulas,

racimos de flores blancas,

a las que el otoño empapa,

con las primerizas gotas,

un sonar de cascabeles,

un concierto de agua clara.

Gris plomizo en los semblantes,

tornan de marrón a verde,

tallos y hojas tempranas,

dejando atrás la canícula,

que a su savia socarraba,

y el rostro enjuto de otoño,

pinta grises en la cara,

cuando despiertan las notas,

melancólicas o rancias.

Nuevos caminos se abren,

nuevas luces ya destacan,

y otras viejas que seducen,

llenas de promesas vacuas,

el amor no cede un ápice,

porque es lo único que salva,

caleidoscopio de dudas,

en multitud de esperanzas.

Por el rabillo del ojo,

se ve la sombra que pasa,

más la luz, se ve en la frente,

cuando la mirada es amplia,

y es auténtico quien anda.

Angel L. Perez ®

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22/09/2021