Despertó a las 12 de la noche y comenzó a preguntar por los que no estaban,
le pregunté a quien quieres ver? y me respondió: A quien quiero ver y a tu padre!!!, Que no ha llegado, le dije: A papá? Pero él ya no está, ya no está mas
ya que él se había ido.
Me miró y sonrió y un pequeño gesto una mirada picarona y una sonrisa en su rostro
y en voz baja me dijo: Mira está ahí, ahí está tu viejo, ese viejo feo
como lo llamaba y está con pupo.
Se me llenaron los ojos de lágrimas y sólo le pregunté, qué te dice?
Que todavía no era tiempo de irme con él. Lloré y ahí vi, como no la había visto antes.
Su mirada perdida entre el tiempo y el espacio, los surcos en su piel, su cabello blanco y platinado
empecé hacer memoria de su vida, su niñez, de niña abandonada, dé sus fríos, de su hambre, de su mamá muerta joven
de un padre ausente, las pellejerías junto a su hermano compinche de juntada de huesos
de cartones, pero aún así , no bajo los brazos.
Conoció el amor vivió de buenos momentos y de algunos no tan buenos.
pero la corchea como le decía mi viejo, seguía en pie, sus cincos hijos y ella de
aquí y de allá. Su gran amor que fue a cantarle a las estrellas, por que se olvidó
que tenía que cantarnos a nosotros primero.
Su sueño postergado de bailarina, pero amó incondicionalmente sin
prejuicio , siempre jugándosela en un país extraño, donde no conocía a nadie y nadie la conocía.
Soportó con entereza las perdidas, las perdidas de un accidente de una guerra
pero aún así, no bajó los brazos. no pudieron con ella
ni la ausencia. La ausencia de cuarenta años sin saber donde estaba enterrado su hijo
en esa isla fría y desolada de esa ausencia de identidad , pero ella con sus arrugas ,
con sus huesos adolorido busco respuesta hasta que encontró respuesta .
Encontró la tumba de su hijo, recién ahí lo lloró
Hoy con ochenta y tres años, su cuerpo y su mente querían descansar.
La Sultana, como la llamábamos, La Sultana María
título ganado que le dieron sus hijos y nietos ,la que tenia el sultanato en casa.
La amada, la regalona, la de los surcos en la piel, con sus uñas largas y coqueta
La Sultana Maria, la fuerte, la aguerrida, la imbatible ,la calma, la tormenta, el viento, el sol.
Todo eso era y estaba en una sola persona
Mi Vieja!!!!!!!!
Te amaré por siempre mi viejita querida
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.