Creo en tí

Pablo Lorenzo Garcia

Creo en ti, desde que llegaste, desde que enfrentaste sin conocerme aún, mi realidad hospitalaria, frágil, trémula, desafiante.

         Desde que te postraste ante tu Dios, para orar por mi …desconocido y distante.

Desde que creíste en mi…

         Creo en ti, porque vives como yo, aguardando esperanzada la liberación final de las cuerdas que nos atan sin conocernos siquiera…

         Creo en ti…porque creer en ti es prender la luz de la pequeña vela que has puesto en mis manos con la esperanza que un día se caiga el velo que nubla mi mirada, que cae como catarata.

Algo desato el nudo firme que sostenía el velo, del ciego enamorado, jugando a la ruleta rusa de la terapia intensiva…

         Soy un hombre con suerte, con mucha suerte… a veces buena y a veces mala, pero eso sí, mucha suerte…porque cada noche en mi cama, en mi hospital, en mi locura pulmonar enferma, tiraba del gatillo inconscientemente y solo se escuchaba un suspiro de otro enfermo y su enfermera…”hoy no toca”…a ver mañana…

         Hasta que un buen día…mi mano, el índice y el pulgar amenazantes no apuntaron a mi sien y el arma estaba cargada, cansado de vivir, baje la pesada mano y se disparo justo hacia el pulmón izquierdo, la ruleta rusa, me había tomado por sorpresa y de nuevo…me llevaron al juzgado de terapia intensiva….”hoy tocaba”

         Todavía no era mi tiempo…aquel juez de rostro adusto y severo, pronuncio el dictamen, como dirigiéndose al acusado a la pena de muerte, acusado de intentar morir prematuramente…y aún no te conocía.

         Me sentenciaron atado a una cama de hospital, atado a un respirador que me decía como respirar, a qué ritmo, atado a un tubo inserto en mi boca…me abrieron camino en mi garganta, me silenciaron la voz…y me quitaron el sueño…y también el descanso.

         Y aún seguía sin conocerte.

         Todos esos días se vivían exactamente iguales…confusamente idénticos, un lunes era miércoles, un jueves era sábado, la noche era de día…uno tras otro abonándose a mi condena.

         Hasta que un buen día que era de noche, llego mi liberación en manos de un verdugo, una hoja de papel era mi llave.

“Aunque no esté listo…lo vamos a dar de alta” me dijo amenazadoramente!...

         Y todavía no te conocía.

         A mis compañeros de celda los cambiaban constantemente nunca eran los mismos. No había de quien despedirse.

         Me liberaron con libertad condicional, atado a un tanque de oxigeno y a una sonda que me limitaba a comer esa sustancia sin sabor que nunca supe a qué sabría.

         Me quitaron la imagen que yo tenía y me vistieron de hueso, mis piernas, mis brazos, mis nalgas, mi coxis, mis llagas.

         Y para entonces…no me conocías.

         Me trajeron hasta el cuarto del patio donde reposaba, ahora celda sin vecinos,

Ese patio que separaba el salón de la casa a la que tú llegarías…aun cuando no te conocía, ya creía en ti.

         Creía en ti…sin conocerte, sabiéndote cercana

Y llegarías un lunes que sí sería lunes, le darías sentido a mis semanas.

         Me convertí en fantasma que deambulaba en las noches por la casa buscando alimentarme de tiempo, caminando de a poco, sin subir al cielo, porque mis piernas le tenían miedo a las escaleras.

         Un lunes de noche te encontré y tu mirada no encontró mi mirada, era de papel, blanco trasparente, más fantasma…pero si te vi

         Y por fin te conocía.

Comencé a creer en ti, en tu paso por mi mirada, en la esperanza hueca de poder subir, trepar la bendita escalera y encontrarte y enfrentarte… pero no era lunes.

         Y me quede esperando en el salón sin bancas, arrastrando mis pesados huesos…día tras día, pero ahora si, había martes y había miércoles y eran consecutivos y tenían sentido uno tras otro…y comencé a creer en ti.

         Hasta que un día, hasta que un buen día…volvió a ser lunes, bendito lunes y te encontré en el umbral de la puerta y depositaste una sonrisa y una frase y un saludo a las que siguieron más frases mías, más saludos y desde entonces…todos los días son lunes, pero ahora creo en ti, porque todos los lunes tienen sentido.

  • Autor: Pablo Lorenzo (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de septiembre de 2021 a las 15:25
  • Comentario del autor sobre el poema: Este cuento o Ensayo poético, surgió después de una experiencia compleja y maravillosa de muerte hospitalaria, es un encuentro con el amor desde la muerte propia.
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 41
  • Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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