Hoy me duele el paisaje,
me duele el bullicio de la gente,
las ruinas coloniales
del camino más allá de su presente
y me detengo a la orilla de un río de sangre.
Está sangrando mi patria.
Diezmada, perseguida, despojada por los neocolonizadores.
Quizá la guerrilla establece en su selva de cemento sus propios mártires,
mientras el incendio de la corrupción lo atraviesa todo.
Vaya forma de vivir la vida,
tan corpórea.
Poco a poco los tiempos difíciles se vieron llegar,
desgarbados, rudos, despidiendo ese olor a podredumbre de Asamblea.
Por eso apagué el televisor y me puse a vivir.
Luego de marchar y gritar un poco justicia se vio nacer,
se vio vivir
y recuerdo cuando su cabeza
brillo de sangre al sol
y desprendida del tronco cayó a tierra profanando nuestros gritos,
quizá se oyeron
en todo el continente,
pues todos dispusieron recoger del piso sus derechos.
Mancillados, vilipendiados,
víctimas del oprobio y la discriminación.
La comunión sólo habita en la mente de los honestos.
En este tiempo gris
también hay colores verdes.
Camino, retrocedo
y por momentos intento meterme entre las rendijas de la honestidad,
pero sudo, sueño
y despierto entre bombas lacrimogenas
y la brisa de los reclamos del pueblo me refresca la cara.
Mi tierra sangra,
hasta los pájaros nocturnos
comprendieron
que la verdad
era solo una mentira maquillada.
Mi patria sangra.
Y estuve a punto de volverme imparcial conmigo mismo,
luego pensé
que esto salvará al hombre
de la limitación moderna,
de razones obcecadas futuras
de hacer carne éstas palabras
en la acción y en espíritu
sin cometer apología,
de rendir devoción al ideal de justicia
sin forma perentoria.
Darle altura al pensamiento.
Me detengo y observó como sangra mi patria. Luego pienso nuevamente
en qué sendero
pongo los pies;
si en la indecisión
del soldado en derrota
o el general en victoria.
Mi patria sangra,
pero hay que
trascender la magnitud
de las consecuencias humanas,
la profundidad de una simple mirada o el temblor de una lágrima sin oponerse a los dictados morales.
Nada hay que se oponga
a la vida en su forma suprema.
Quizá mi patria así no sangre.
JUSTO ALDÚ
Panameño
Derechos Reservados
- Autor: JUSTO ALDÚ (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de octubre de 2021 a las 20:40
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 27
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