La aceptación de uno mismo, tiene una faceta física, igual que la tiene el rechazo de uno mismo. Fijémosnos en como los niños, intentan a veces no sentir lo que sienten. Su pecho se contrae, y su respiración se vuelve más fatigosa. Eso mismo nos sucede a los adultos.
Cuando negamos o rechazamos, lo primero que hacemos es dejar de respirar. En cambio, cuando aceptamos nos relajamos y respiramos hondo...
La actitud de aceptación básica de uno mismo conlleva a decir: elijo valorarme a mi mismo, tratarme con respeto, y defender mi derecho a la existencia. Este es aún un nivel más profundo de aceptación, que adquirir algún pensamiento, sentimiento o acto que resultan molestos. Aquí es donde comienza la autoestima
Comentarios1
Pienso que la voluntad de aceptarse es importante pero para que pueda llegarse a ese logro se requiere un trabajo de instrospección que dura toda la vida. Hace poco he llegado a entender que nuestro gran enemigo en este respecto es el Ego, ese personaje creado sin saber desde que nacimos, lleno de toda la infelicidad que las moralidades sociales saben inculcar en sus moradores para hacerlos vulnerables y manipulables.
Hola Alberto: Te diré que tienes mucha razón en tu comentario. La vida en ocasiones nos impone sin apenas solicitarlo algunos aspectos que podemos decir no llegan a ser de nuestro gusto ni prefefencia.
Un saludo cordial
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