Mis ojos no ven otros mares y cielos
que los de Rodas. Vuelvo con nostalgia
al puente a las orillas del Tíber
o la colina del monte Aventino.
Sus verdes lomas y el sol en declive
bajo esos valles de César Augusto.
Quizás ya nada importe al exiliado,
los años por fin legan claridad.
Juzgar no puedo a los hombres ni quiero
mas el presente va urdiendo traidores;
aún les molesta mi largo aislamiento
a las erinias como Julia o Livia.
Ovidio poemas de amor ha dejado
y su corona sin flaquezas gana.
Rendido a la nostalgia que destila
un odre lleno de vino, cansado
tras batallas y duelos, y mentiras,
parezco un naúfrago en aguas espesas.
La vida o Roma miro lejanamente,
con ellas a mi gloria renuncio.
Me atrapan otros más ocultos sueños:
aquel rosado pecho de Vipsania,
un mundo sin las gentes que detesto
y sus fugaces brillos en la Historia.
- Autor: Miguel Angel Garrido ( Offline)
- Publicado: 20 de octubre de 2021 a las 06:22
- Comentario del autor sobre el poema: Narración del exilio voluntario de Tiberio, antes de ser emperador. Octaviano Augusto le obligó a divorciarse de su mujer, Vipsania, para que se casara con su hija y hacerle heredero del trono de Roma. Él sentía que otros movían los hilos de su vida y esto le hizo querer alejarse de todo.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Lale Neda
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.