Lo que no fue

Ardiendo levemente nos fuimos dejando llevar por los deseos y en las posibilidades que hicieron presencia en nuestra mente.

Estuve dispuesta mientras sentí que ardiamos al tiempo y cuando dejé de sentirlo di un paso al costado. 

Dejaste que me quemara y luego me culpaste.
Permitiste que continuará y luego, por segunda vez, me culpaste por anunciar mi retirada de una cruzada que tenía perdida desde antes de siquiera haberla planteado.

Hoy, tu allá, yo aquí, sabemos que lo que sucedió no fue cosa del azar.

Supongo que tomaste mis palabras como una broma mal jugada y yo tome las tuyas más en serio de lo que debí haberlo hecho.

Si tengo que ser la hija de puta de la historia por retirarme cuando supe que no estabas dispuesto a nada, lo acepto. 

Te brinde de mi lo más sincero y ahora, soy la hija de puta que se marcha por tu cobardía. 
No pido que regreses, si hubieses querido quedarte lo habrías hecho, te habrías esforzado porque resultará. 

Ahora, lo único que pido es que aceptes que tu también eres un hijo de puta porque fuiste tu quien sugirió el final y yo, tal como querías, te lo dí.