Me duele el alma,
decía el vagabundo
a los gorriones.
No sé que tengo,
ni sé lo que me pasa,
pero algo ocurre.
Pasan llorando
las nubes por el cielo
y me saludan.
Yo las sonrío.
Intento que se animen
con mi tristeza.
Que no me copien.
Que dejen los recuerdos
dormir en paz.
Así andaremos
por cielos y caminos
días tras días.
Me duele el alma.
No sé donde la tengo,
susurra el eco.
Y ese silencio
del eco, se transforma
y brota un llanto.
La sed del alma
transforma los sentidos.
Causa dolor.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/07/21
- Autor: Pyck05 ( Online)
- Publicado: 26 de octubre de 2021 a las 09:00
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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