**~Novela Corta - Una Sola Luz en la Triste Soledad - Parte III Final~**

Zoraya M. Rodríguez

Y Nicanor fuerte, rudo y tan tenaz, sacrificando el amor por audaz, y por temor a perder a su amor. Y cree en ella, pero, es más fuerte su orgullo como su peor virtud. Y Nicanor lo sabe que su amor la quiere y que la ama, pero, algo le interrumpe a amar, cuando en el delirio frío y de su alma expirando a la luz de su amada y de ésa mujer que la ama con todo su corazón. Quedó solo en el extranjero, huyendo de ese murmullo mal intencionado, y de esa cruel mentira de su mujer. Cuando en el trance perfecto de la realidad se edificó el sentido adverso se siente como el mal deseo y más que en el instinto suave y delicado se convierte en el ocaso vivo y más que eso sin amor. Figurando en el cielo y con la lluvia y la tempestad se vió aterrado a realizar el altercado frío y tan funesto como lo fue amarrar el deseo de creer en el amor y no en el desamor, pero, era algo más allá que vá como el deseo de ver en el cielo una estrella en plena noche de soledad y era una sola luz en la triste soledad la cual, fue los ojos de sol de la mujer de Nicanor. Y yendo lejos se fue Nicanor al extranjero, para lidiar con ese amor, el cual, no vá para ningún lado después del bochornoso momento en que la mentira crece más y más, y se vé y se siente emboscado de ella. Cuando en el tiempo y más que eso se dedica en cuerpo y alma a permanecer solo en el extranjero, esperando y tratando de olvidar y de perdonar a ésa gente maliciosa que sólo quiere una cosa y es fastidiar la vida ajena y Nicanor sólo quiere superar la fuerza y la voluntad de ese amor como el más fuerte de los hombres, pero, no puede ser aunque lo quiera. Y Nicanor fuerte, tenaz y tan rudo como lo fue amar a ésa mujer, la cual amó con todo su amor y su corazón. Y dejando atrás el amor la dejó y la abandonó cuando más se necesita el amor para amar. Y Nicanor se vé fuerte y delirante y más que eso latente y más que eso indeseado momento de creer más en el orgullo y en el poder de éste que en el amor de ésa mujer. Y Nicanor se fue solo al extranjero, se fue solo y sin compañía. Con una sola luz en la triste soledad, cuando el deseo se vé como el mismo fuego latente, pero, álgido como el mismo tiempo en que yá había expirado el tiempo. Porque cuando en el delirio y más que eso se siente como el mismo freno frenando el deseo en volver amar y más que eso frenando el amor en el corazón. 

Si cuando se halla en el extranjero en una casita sola y aparte, y sin tener a nadie como vecino, se dió lo más frío del instante. Una sola luz en la triste soledad, llevando consigo a una soledad tan desolada como la misma luna fría en el mismo cielo. Y se siente Nicanor desolado y tan frío como un gélido hielo, cuando en el amanecer no vió al sol sino lluvia mojando a su piel y más a sus propias alas de supervivencia. Y sin poder sobrevivir se halla Nicanor, cuando en el rumbo y sin dirección, se halló lo que cuesta la vida sin vida como la maldita soledad. Y su esencia como su presencia fue la ausencia más indeleble y más conceptual de creer en el alma sucumbiendo en un sólo trance de la verdad efímera, pero tan real como tan perenne en la sola soledad y todo por una cruel y vil mentira que arde en el alma. Y más por tener en el alma fría de temores inciertos y por creer en el alma ciega de una mentira que duele en el fondo del alma. Si Nicanor percibe el delirio y más que eso se destroza el alma llena de temor y de un pavor muy temeroso en el camino frío y de un ambiente álgido, y en la soledad una mentira que duele. Cuando el alma se aferró al delirio feo si se tornó áspero, pero, muy doloroso. Si en el alma se sintió como el mal deseo de envenenar el alma de tiempo expirado y por extrañar a ésa mujer que Nicanor ama hasta la muerte. Si en el alma se aferró el deseo y el mal defecto de creer en esa cruel y vil mentira, la cual, se aterró al desastre de dar con la vil osadía en creer esa mentira. Cuando en el alma se entregó el dolor mal consecuente y de dar con el alma a cuestas en el alma como una cruz a cuestas en el hombro desatando un dolor más fuerte que el de la misma soledad. Y Nicanor vivió tres décadas sin ése amor, el de su mujer en el extranjero. Como una fuente de debilidad fue esa maldita soledad que le ahogó el alma hasta hacer y desbaratar en trizas esa luz, una sola luz en la triste soledad. Si en el alma se siente como el mismo instante de creer en lo imposible de dar con el secreto de dar con la maldita soledad en la misma soledad. Y se siente como el ocaso frío o como el mismo instante de dar con la vida sin poder más vivir. Y dentro del frío muerto en querer  sobrevivir, por la fuente en espelunca de dar con el silbido en el oído de un silencio arrollador de la maldita soledad y sin el amor de ésa mujer. Cuando, de repente, se electrizó el combate de dar con el silencio automatiza en la espera y tan inesperada cuando en la alborada cae lluvia torrencial que dentro de su cuerpo y más en su piel se siente como las alas mojadas en plena libertad, pero, dejando de volar. Si en el aire se siente como lo más suave y tan delirante en creer en el alma devastada de fríos y de tenue luz. Si en el alma se siente como el mal deseo de dar con el silencio corto, pero, tan largo como un invierno seco en el alma. Cuando en el alma se horroriza de espantos cuando su alma en ese extranjero solo y tan solitario en que se debate una sola espera de dar con el amor en el corazón, pero, no, se siente como el sólo desperfecto de querer amarrar el silencio en su alma fría, cuando en el solo silencio se abre una incógnita de un sólo dilema en dar con el alma fría destrozando el alma de Nicanor en el desierto efímero, pero, tan real como el alma con hielo. Y lleva tres décadas de frío y de invierno y de álgido temor y de soledad que le ahoga el dolor en su propia alma. Cuando en su sano corazón arde el temor y la ansiedad de dar con el silencio automatizando lo inesperado y lo informal de un amor clandestino y en una sola soledad. Cuando en el alma no calma el amor en el dolor si solo con la seriedad del alma. Y Nicanor sabe de la razón y de la soledad también, cuando su delirio se siente como el latente delirio de haber traicionado a ésa mujer. Destrozando el alma de creer en el alma una terrible razón cuando sólo piensa en ésa mujer, dando el dolor en el alma cruda de desesperaciones frías. Y recordando el alma desnuda de tiempo y de serio clandestinaje cuando en el alma sola se siente como el mismo delirio frío y destrozando la cruel mentira. Si en el instante frío y tanta decadencia álgida se vió temeroso de recrear un sólo pensamiento. Faltando el frío y sintiendo nuevamente el calor de ésa mujer entre sus brazos. Cuando en el alma de Nicanor se enfrío el deseo y el malestar de ser de un sólo convenio frío Nicanor aún lo siente. Derivando el tormento de una lluvia en ese amanecer en el alma fría, cuando el sol no salió ni por la mentira que le ganó una partida como la herida cruel de sentir la soledad más amarga de su pobre existencia. Cuando en el alma se dedicó a ser como el pasaje de ida y sin vueltas deseando amar hasta el final de sus días. Cuando esa cruel mentira se dedicó en fuerzas en poder creer en su verdadera voluntad. 

Si Nicanor se fue por donde el rumbo y el deseo se convirtió en hielo. En un frío hielo devastado por el tormento de la misma lluvia. Cuando en el altercado de Nicanor se vió frío y tan desconsolado por su forma de creer en el alma a ciegas y por un tormento devastado con la lluvia en frenesí. Y Nicanor frío y desconsolado, muerto de pavor y de terror. Si fue como el sol con lluvia, y con el deseo frío de sentir en su alma el engaño por tanto daño de ese murmullo o esa mentira de ésa mujer que Nicanor amó con toda su razón y con su amor. Cuando en el cielo se aferró al amanecer sin sol y, sí, con la lluvia. Cuando en su alma condescendió una ira insolvente, tenue, parca, audaz y tan ruda como ésa mujer con el amor de Nicanor. Destrozando la aventura de ser desafortunado en el infortunio de dar con el amor, pero, sin amor. Cuando el alma de Nicanor se entristeció de un desconsuelo inerte y tan frío como el corazón, pero, sin amor. Sintiendo en el amanecer un destino frío y un camino tan álgido como el amor sin amor y sin sentido. Cuando se derrumba el serio camino en un corazón y tan solo como la misma plenitud. Cuando el cinismo y el ámbito de un desastre se vió atormentado y más que eso con un frío en el alma que desnudó a su propio corazón. 

Y sí, ella, ésa mujer quiso volver o regresar a Nicanor, donde la perfección era el amor puro y descendente y tan decente como el mismo amor puro en la nobleza de su alma perdida. Cuando ella logró derribar el amor en el mismo imperio de la soledad, y en la de Nicanor en el mismo deseo en que el amor irrumpió en un cruel destino. Y desafortunadamente ella se fue por el mismo abismo cuando en el alma se cosechó como el frío y tan nefasto como el mismo delirio latente de creer en el alma sin compasión. Cuando en el alma fría de ésa mujer se condensó de tiempo frío y de ocaso frío cuando en el alma se entristeció de alma fría como la mala consecuencia se dedicó en ser como la fuente abierta en una herida tan profunda. Cuando en su alma se aferró el muerto sentido de creer en que Nicanor la había perdonado después de tres décadas sintiendo la mentira y el más terrible engaño. Y sí que ella se esfumó con el viento y más con la osadía de creer que él la había olvidado del todo, pero, no fue así. Cuando en su cruel voluntad se dió como el alma llena de fríos, y de querer amarrar el deseo entre el corazón y su más candente razón. Y ella salió en ese extranjero donde se halla Nicanor y le devuelve la herida que le dejó a ella, a ésa mujer, con una sola luz en la triste soledad. Cuando entre la gente y más aún entre la misma gente se electrizó la forma de dar con el murmullo, otra vez, el mismo murmullo el de ésa mujer en el extranjero, ¿era una mentira o una verdad?, se pregunta él, Nicanor sin haber conocido realmente a ésa mujer. Y todo porque si la amó y la amaba no la conoció verdaderamente. Se vió atormentado y perseguido de la forma más vil y más impetuosa de creer en el serio destino de dar con el murmullo, otra vez, en su camino. Y sí, era ella, la que en el camino y en el destino se vió aferrado y más que eso aterrado a la forma de sentir ese engaño entre camisas de sudores clandestinos, cuando a ésa mujer la mira a los ojos, y sabe una cosa, que era ella una sola luz en la triste soledad de dar con la verdad y tan insolente como volver a mirar a esos ojos llenos de luz como la del sol mismo en ese cruel amanecer. 



FIN                                                                                                                                                                                         

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 4 de noviembre de 2021 a las 00:01
  • Comentario del autor sobre el poema: Nicanor un hombre maduro, tenaz, rudo y fuerte, se dejó llevar por la mentira, cuando una mentira de su amada lo dejó solo y con una sola luz en la triste soledad... Mi #39 de novelas cortas en el año 2021…Mi #77 de novelas cortas hasta el año 2021…
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 19
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Comentarios +

Comentarios1

  • María C.

    Intenso, y es que las mentiras, los engaños pueden hacer mucho daño.
    SALUDOS.



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