Y al mirarte se porque me gustas vos

Que es aquello, que magicamente te atrapa,
 que instantaneamente en alguien te enamora?
Alguien pregunto sin mucho afan de tener respuesta.
Llego mi turno de usar la palabra y solo dije no sé.

Mas la duda quedo flotando en el mar de mi mente;
Y no fue hasta varias horas despues que la respuesta;
Lentamente fue cuagulando y tomo su forma:

El fumar, pero no cualquier fumar, 
Muchos fuman como un camionero viejo,
Apostandole a la parca que va a ser,
Si un accidente o el tabaco el motivo.

Y no es ese el fumar que me llama,
Pero imaginate una persona que exubera placer,
Que en cada pitada se congela en el momento 
Y resurge tras del humo como si nada hubiera pasado.

No me refiero a las que se aferran al tabaco,
Como un Gollum famélico, cuantos mas firme mejor;
Ni tampoco aquellas que lo desprecian silenciosamente,
Como el paciente que toma una amarga medicina.

Me refiero a las que sostienen el tabaco con cierta magia,
Una armonia hipnotica que se transforma en obra de arte,
Esas personas que lo lucen como si fuera parte de su ajuar.

No da pitadas rapidas como a los que la vida se les va,
Sin que nunca sepan bien porque ni como se va,
Ni tampoco lentas como las de aquellos temerosos
Que en el paso del tiempo se ven palidecer.

Pita lo justo, fuma, sin apuro ni lentitud, diafruta,
Disfruta del tabaco, de su aroma, del humo;
Y deja bien en claro que es un placer no una adiccion.

Y mira el humo, 
sin la mirada vacia de los que buscan consuelo,
Sin el desprecio de los que no lo soportan,
Lo mira con ojos de poeta soñador,
Buscando en cada remolino nombrar un color.

Y asi en silencio llama la atencion,
Sabiendo que la miras, deja caer suave las cenizas,
Con un gesto suave como una briza en el cenicero,
Y detras del humo te perfora la vida con ojos encendidos.

Supiro profundamente ante la idea, me imagino esa persona en una de las sillas vacias,
Con el alma desconsolada por su ausencia me giro,
Y al mirarte se porque me gustas vos.