Lo amé como se ama pocas veces. Lo amé con cada latido de mi corazón y en cada pensamiento. Lo amé en cada suspiro que reclamaba su ausencia y en cada sonrisa que recordaba su existencia. Lo amé en todas sus facetas, lo amé con todo lo que me mostró y me ocultó. Lo amé con en los días de fiesta y risas, pero lo amé más en los días grises y momentos difíciles. Amé cómo me hacía sentir solo con verlo, solo de hablar un poco con él o solo de pensar en él durante el día y aún más durante la noche. Amé toda la revolución que hizo en mi vida y todo lo que me enseñó. Amaba su coraje y su simpatía, su bondad y su ternura, sus enojos y sus caprichos, sus sonrisas infinitas y sus lágrimas sinceras. Amé darme cuenta que no había y no podía haber nadie como él jamás, que él era único en todos los sentidos, que ante mis ojos era el hombre más perfecto a pesar de sus defectos y amé vivir cada segundo junto a él.
Pero la realidad es que no puedo decir simplemente que amé todo eso, la verdad detrás de estas palabras es que aún lo amo con toda intensidad, lo amo con las fuerzas que me quedan de vida, lo amo por siempre, lo llevo siempre tatuado en mi corazón y enmarcado en mi sonrisa.
- Autor: Liliana Challapa ( Offline)
- Publicado: 16 de noviembre de 2021 a las 08:29
- Categoría: Amor
- Lecturas: 20
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