Sanos y enfermos-.

Ben-.

De qué sirve pues, el despierto?

De qué sirve pues, el enfermo?

Que abre paredes en el subsuelo;

poniendo puntos y finales

a los túneles del desierto:

de qué sirven pues, el sano

y el enfermo? Ni una palabra

bastará para curarlos. Ambos,

cruzan sus miradas dentro de

un espejo, no hallando más que

rémoras y recuerdos maltrechos.

Unos espabilan, los otros se detienen,

qué los diferencia? Y en una arteria

llena de sangre, algunos arrancan

a la noche lunas de terciopelo.

©

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